Ama KOUASSI
Université Alassane Ouattara (Bouaké- Côte d’Ivoire)
Enseignante-Chercheure
margueritek.25@gmail.com
L’objectif de cet article est d’étudier Galdós et son engagement pour la société espagnole. L’étude de deux des premiers romans de Benito Pérez Galdós, La fontana de oro (1870) et Doña Perfecta (1876) établit parfaitement les deux idéologies opposées : le conservatisme et le libéralisme qui ont longtemps régi la société espagnole. Définir les contours des deux concepts, permet de comprendre les motivations des personnages romanesques et au-delà, celles de l’écrivain lui-même. Sa position sur le fonctionnement de la société espagnole est ce qu’elle manifeste dans les romans, son adhésion à l’idéologie de gauche et à l’Institution libre d’enseignement, en essayant de mettre en garde contre les attitudes réactionnaires et les passions qui peuvent provoquer la destruction de la nation.
The purpose of this paper is to study Galdós and his commitment to Spanish society. The study of two of Benito Pérez Galdós’ early novels, La fontana de oro (1870) and Doña Perfecta (1876) perfectly establishes the two opposing ideologies: conservatism and liberalism that have ruled Spanish society for a long time. Establishing the contours of both concepts allow us to understand the motivations of the fictional characters and beyond those of the writer himself. His position on the functioning of Spanich society is what he manifets in the novels, adherence of leftist ideology and « Institución Libre de Enseñanza », trying to warm about reactionary attitudes and passions that can cause the destruction of the nation.
El objetivo de este artículo es estudiar Galdós y su compromiso para con la sociedad española. El estudio de dos de las novelas primerizas de Benito Pérez Galdós, La fontana de oro (1870) y Doña Perfecta (1876) establece perfectamente las dos ideologías opuestas: el conservadurismo y el liberalismo que han regido la sociedad española durante mucho tiempo. Establecer los contornos de ambos conceptos, permite entender las motivaciones de los personajes novelescos y más allá, las del propio escritor. Su postura sobre el funcionamiento de la sociedad española es lo que manifiesta en las novelas, adhesión a la ideología izquierdista y a la Institución Libre de Enseñanza, intentando avisar sobre las actitudes reaccionarias y las pasiones que pueden provocar la destrucción de la nación.
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Introducción
La Revolución española de 1868 llamada también la Gloriosa o la Septembrina trajo consigo muchas esperanzas tanto a nivel político como social. Porque suponía el fin del absolutismo conservador con la huida de la reina Isabel II a Francia. Este entusiasmo contagió a los hombres de letras, escritores y periodistas. Se iba a empezar una nueva era política con un sistema liberal verdadero como ocurrió en los demás países muchos tiempos atrás. Sin embargo, siendo España este país tan particular, algunos tenían sus dudas y reservas en cuanto al éxito de esta iniciativa política a pesar del apoyo brindado. Escritores como Clarín, Benito Pérez Galdós no veían una liberación completa a través de estos acontecimientos. Estas dudas e ideas son las que Galdós intenta expresar en sus dos novelas, La fontana de oro (1870) y Doña Perfecta (1876) es decir, el enfrentamiento entre los absolutistas conservadores y los liberales progresistas.
Se han realizado muchos estudios1 sobre cada una de estas obras resaltando la posición del escritor, el procedimiento, el objetivo buscado a través del análisis de los personajes, de los espacios o simples interpretaciones.
En vista de estos estudios, nos hemos puesto a pensar en la presencia de las dos ideologías en ambas novelas, el conservadurismo y el liberalismo. ¿Cómo se representan en las dos novelas? ¿Cómo se manifiestan en los personajes del corpus? La elección de Benito Pérez Galdós por los temas y los personajes se justifica por su edad, por su visión política o por su deseo de remediar a estos males que padece la sociedad española. Benito Pérez Galdós tiene un objetivo al hacer el retrato de las dos Españas conservadora y liberal.
Con el método analítico-deductivo, el trabajo se presentará en tres ejes como sigue. En el primer punto se tratará de hablar de las características y de los precursores de las dos ideologías en la España decimonónica resaltando la elección política del escritor y la pertenencia de estas dos novelas a la primera época de su vida literaria. Una vez situado esto, nos adentraremos en las obras con el análisis de los personajes relacionándoles con sus ideologías, sus motivaciones, la diferencia de edad según las ideologías sin olvidar otros aspectos como el espacio y el tiempo y el narrador. Terminaremos con la tercera parte que abordará el compromiso del autor frente al devenir de esta España enfrascada entre estas ideologías y víctima de todos los males que lo destruyen.
El liberalismo y conservadurismo en la España decimonónica
El conservadurismo definido como una doctrina o una actitud que propugna la continuidad de las estructuras vigentes (Diccionario panhispánico del español jurídico–RAE) y defiende los valores tradicionales nació en el siglo XVIII, primero, en Inglaterra y Francia y después en el resto de Europa. Su aparición se debe a los acontecimientos que marcaron la sociedad durante la Revolución Francesa2. Es lo que critica Lázaro, el protagonista de La fontana de oro cuando se entera de la conspiración violenta que están preparando los liberales exaltados:
Pero el medio es espantoso. Yo no quiero para mi patria los horrores de la Revolución Francesa. Después de un terror no puede venir sino la dictadura. Yo no quiero que pase aquí lo que, en Francia, donde, a causa de los excesos de la Revolución, la libertad ha muerto para siempre (P. B. Galdós, 1870, p. 297).
La violencia con la que el pueblo reaccionó frente a las clases acomodadas contribuyó al nacimiento de esta ideología. Se trataba de proteger y restaurar los bienes de estos conservadores. Los instigadores fueron Edmund Burke, Joseph Maistre y Otto Von Bismarck. Su plan de acción era valorar la estabilidad y proteger el nacionalismo. Desconfiaba en la naturaleza humana y estaba a favor de la continuidad histórica recurriendo a la tradición en todos los niveles cultural, político y religioso. En su antípoda se encontraba el liberalismo (RAE – ASALE, 2021) causante de la caída del antiguo régimen, del absolutismo monárquica, de la revolución francesa (1789) y del surgimiento de la ilustración. Se define como una doctrina o una actitud que propugna la libertad y la tolerancia en la vida de una sociedad, limitando la intervención del Estado y de los poderes públicos. Nació en la burguesía europea entre los siglos XVII y XVIII desde Inglaterra hasta Francia. Sus iniciadores fueron John Locke, Emmanuel Kant, Adam Smith y David Ricardo. Esta doctrina se fundamenta en el carácter inviolable de la vida ciudadana en todos los dominios (libertad de culto, prensa, asociación y de pensamientos) y considerando la libertad de los demás. Defiende también el principio de la igualdad ante la ley, la propiedad privada, el estado laico y sobre todo la mínima intromisión del Estado en la vida de los ciudadanos. Muchos intelectuales se dieron a esta nueva ideología liberal que les permitía despotricar los males de la sociedad. Si en Inglaterra y en Francia las revoluciones han permitido unas reformas radicales de la sociedad, en España esto no ha sido posible. Luis Hernández Pérez da una clara visión de la situación política en España durante la segunda mitad del siglo XIX:
Durante la segunda mitad del siglo XIX distinguimos 3 facciones políticas importantes: la burguesía que está formada por grandes empresarios y terratenientes es la clase dominante del país. Se instalan en el poder y se vuelven conservadores y moderados. Por su parte, los pequeños empresarios, los artesanos y los militares de baja graduación constituyen el núcleo central del progresismo. Éstos se enfrentan al conservadurismo y a los privilegios de los ricos. En la misma dimensión contextual se encuentran los obreros y los campesinos que intentan defender sus intereses a través de dos opciones que se enfrentan al sistema político dominante: el socialismo y el anarquismo. Precisamente es la caída de Isabel II en 1868 la que abre el camino hacia un gobierno republicano. La revolución de 1868 representa la victoria de la burguesía progresista. Recordemos que la burguesía liberal se dividió en moderados, exaltados y revolucionarios demócratas y republicanos (2005, p. 7).
Benito Pérez Galdós viendo esta situación de confusión y de enfrentamientos por intereses, establece una similitud con la época del trienio liberal3 y con ello crea su novela La fontana de Oro. Procede de la misma manera con Doña Perfecta cuando se da cuenta de que las antiguas familias burguesas o aristócratas se aferran a la tradición y a las antiguas ideologías para impedir los cambios y los nuevos sistemas políticos. En un artículo publicado en Revista de España, titulado “Observaciones sobre la novela contemporánea en España” en 1870, el escritor reconoce que:
la narrativa española debe adoptar el camino señalado por la nueva novela basada en la observación de la realidad y ofrecer un fiel retrato de la sociedad, correspondiendo el protagonismo de las sociedades europeas del siglo XIX a las clases medias, estas habrían de ser el gran modelo y la fuente inagotable de la nueva novela (P. L. Hernández, 2005, p. 7).
Por ello, se sirve de la historia del trienio liberal para contar otra historia vigente en la misma sociedad. La historia es que, el trienio liberal entablado en Cádiz, en los años 1820-1823 fue parado y casi destrozado por el rey Fernando VII. Con su regreso a España, vuelve a restaurar el absolutismo con represiones y ejecuciones. Los adeptos de la ideología liberal tenían que esconderse en reuniones nocturnas y tertulias. En este sentido, Julián Sanz del Río y Francisco Giner de los Ríos defenderán la Institución Libre de Enseñanza a través del Krausismo4 contra el dogmatismo. Por no haber conseguido aquella reforma radical de las revoluciones, España se había enfrascado en una tradición arcaica recurriendo a los antiguos dogmas como el absolutismo y sus derivados. Muchos escritores incluyendo Benito Pérez Galdós ponen mano a la obra escogiendo la ideología liberal para retratar la sociedad. Esta elección viene de su afiliación a los partidos liberales e izquierdistas y su relación con los precursores del krausismo en España. Desde el principio, apostó por la educación y la ciencia como medios de progreso y de regeneración. Joven escritor quien ha seguido los movimientos políticos en casi toda Europa sobre todo en Francia e Inglaterra, esgrime la ideología liberal y la educación como salvo conducto para alcanzar una sociedad perfecta. Por eso, enfrenta los dos mundos de los que está hecha la sociedad española; el conservador y el liberal. Carolina Fernández Cordero alude a esta elección del escritor canario en estas palabras:
Muy en relación con el anticlericalismo se encuentra el tema de la educación, que junto con la ciencia se había convertido en uno de los espacios de acción central del republicanismo. Consecuencias directas del pensamiento progresista y de la libertad del hombre, herencia dejada por los ilustrados, llegaron al pensamiento progresista especialmente a través de la Institución Libre de Enseñanza5 […] En el caso de Galdós, también se percibe un claro interés a lo largo del siglo XX, aunque en realidad, la preocupación por la educación es constante en toda su obra. […] El asunto aparece en muchas de sus novelas e incluso dedica una de ellas a los maestros de escuela en La desheredada (1881). La base de su propuesta educacional también procede del Krausismo y la Institución Libre de Enseñanza… (2014, p. 158-159).
Sus dos novelas objeto de estudio La Fontana de Oro (1870) y Doña Perfecta (1876) se inscriben en esta primera etapa del escritor, calificada como novelas de la intolerancia o novelas de tesis donde se trata de enfrentamientos ideológicos. En ellas, importa más el tema que la trama. Sus novelas, El audaz (1871), La novela en el tranvía (1876) Gloria (1876-1877), La familia de León Roch (1878) se inscriben en esta ideología radical.
En La fontana de oro y Doña Perfecta se muestra claramente los dos mundos opuestos en una lucha constante. El autor presenta dos hombres modernos en busca de un mundo mejor. Escoge dos jóvenes Lázaro, estudiante, un poco torpe de ideologías y conocimientos y Pepe Rey, aunque es un ilustrado, inteligente es también ingenuo e intolerante. Ambos se encontrarán frente al mundo de los mayores conservadores, muy astutos y aferrados a sus tradiciones Don Elías “El coletilla”6, Las señoras Porreño, Doña Perfecta y don Inocencio.
La fontana de oro está ambientada en la recién España del regreso de Fernando VII, la situación política y social de los años 1820-1823 manifestado por los enfrentamientos, las reuniones clandestinas, las tertulias nocturnas, las conspiraciones, las represiones y ejecuciones entre absolutistas y liberales. En cuanto a Doña Perfecta la novela aborda los movimientos políticos y sociales de España durante la segunda mitad del siglo XIX. Describe la España feudal a través de la ciudad de Orbajosa.
Las novelas llaman la atención sobre la situación real de la España de aquel entonces. El autor presenta los hechos como casos reales que hay que resolver. Expone ambas tendencias, los dos mundos cada uno con sus motivos. En la primera novela, es decir, La fontana de oro, un amor prohibido entre dos jóvenes Lázaro y Clara constituye el hilo conductor. Este amor es negado por Don Elías, tutor de Clara. Es un absolutista y amigo del rey Fernando VII “el deseado7”. Su deseo es ayudar al rey a conquistar el poder y anular la constitución que los liberales han consolidado con la firma del rey. El joven Lázaro viene de desde la provincia de Zaragoza hasta Madrid a casa de su tío, Don Elías, para buscar a Clara que había conocido antes y participar en la vida política de los liberales en la capital. Fracasa porque no tiene experiencia, es ingenuo y cree en el uso de las ideas como armas. Pero, al final, consigue huir con Clara de Madrid para regresar a su pueblo. Tomando el caso de la segunda novela, Doña perfecta, la historia empieza cuando Pepe Rey, un joven ingeniero de ideas liberales, viaja desde Madrid hasta la localidad de una ciudad de provincia “Orbajosa”8 para visitar a su tía Doña Perfecta y la hija de ésta, Rosario, con el objetivo de conocerlas. En realidad, Doña Perfecta viuda de Polentinos, de acuerdo con el padre de Pepe Rey es decir el hermano de ella, ha concedido casar su hija con su sobrino. Pero Doña Perfecta es una conservadora, está aferrada a la religión y a la tradición. Su deseo es casar su hija con una persona con las mismas ideologías. Por eso, cuando se da cuenta de que su sobrino Pepe Rey, no encaja con este ideal de yerno, hará todo lo posible para impedir esta unión. El ingeniero es un joven liberal, pretencioso y de moralidad dudosa según los habitantes de la localidad. No tiene la misma devoción en Dios que los de Orbajosa.
Las ideologías están muy presentes en las novelas a través de los personajes. ¿Pero cómo se manifiestan?
De los personajes conservadores a los actantes liberales
La tipología de los personajes o distribución de los mismos es muy patente en ambas novelas. Los dos protagonistas Lázaro y Pepe Rey son sobrinos de sus nuevos anfitriones. Resulta que Lázaro es el hijo de la hermana de Don Elías Orejón en La fontana de oro y Pepe Rey es el hijo del hermano de Doña Perfecta en la novela Doña Perfecta. Ambos se desplazan de un lugar a otro; desde Zaragoza hasta Madrid y desde Madrid hasta Orbajosa para beneficiar del apoyo de estos parientes en un momento crucial de su vida. Entrar en la vida activa a través de sus actividades y relaciones amorosas. Lázaro se ha enamorado de Clara que ya conoce y quiere conquistarla. Pepe Rey se va a casar con Rosario; es hija de su tía. Se corresponden en seguida cuando se conocen.
El liberalismo naciente es la juventud en las personas de Lázaro, Bozmediano, Clara, Pepe Rey y Rosario. Son ingenuos, ilusos, frágiles, desprotegidos, impulsivos y torpes pero decididos en hacerse un sitio tanto en Madrid como en la provincia. Pero si Lázaro es presentado como un iluso con inocencia angelical, Pepe Rey es descrito como fuerte, arrogante e inteligente. Sin embargo, para ambos, las situaciones se desencadenan unas tras otras sin que pudieran predecir o deducir la verdadera esencia de los hechos; Lázaro por ser ingenuo y Pepe Rey por impulsivo e intolerante frente a la Iglesia. El absolutismo y el conservadurismo que existen desde tiempos atrás están en manos de los señores mayores que son: Don Elías “El coletilla”, las señoras Porreño, el sacerdote Silvestre, el Doctrino, un vendido a quien Don Elías paga para que siembre discordia y revueltas en el bando de los liberales, Doña Perfecta, Don Inocencio el penitenciario, María Remedios y Caballuco al servicio de Doña Perfecta y de la provincia. Saben de la vida, luchan por su supervivencia en esta sociedad trastornada por nuevas formas de pensar y concebir la vida. Son astutos, retrógrados y usan la gentileza disfrazada de maldad, son hipócritas. Muchos de ellos son cristianos católicos y pretenden defender el honor de la religión en mano de los ateos o liberales, pero, en realidad, defienden sus intereses. Representan a la vieja España arcaica, inquisitorial, absolutista, conservadora, alejada de todo movimiento ilustrado y completamente dominado por los preceptos de la Santa Iglesia. El narrador utiliza un artefacto de decoración “un reloj” para mostrar la verdadera naturaleza de las señoras Porreño y establecer la analogía con la vieja España:
También existe (y si mal no recordamos estaba en la sala) un reloj de la misma época con su correspondiente fauno dorado; pero este reloj, que en los buenos tiempos de los Porreños había sido una maravilla de precisión, estaba parado y marcaba las doce de la noche del 31 de diciembre de 1800, último año del siglo pasado, en que se paró para no volver a andar más, lo cual no dejaba de ser significativo en semejante casa. Desde dicha noche se detuvo, y no hubo medio de hacerle andar un segundo más. El reloj, como sus amas, no quiso entrar en este siglo (P. B. Galdós, 1870, p.121).
Es la viva imagen de esta España vieja que arrastra el pasado a este nuevo siglo. Tanto en La fontana de oro como en Doña Perfecta, los protagonistas tienen unos actantes9, en este caso “ayudantes” que les ayudan a conseguir su meta. En el caso de los jóvenes se trata de dos militares10 Bozmediano y Pinzón. En el lado opuesto, se encuentran don Inocencio y las señoras Porreño enfocados en la religión quienes ayudarán a los conservadores en su deseo de ahogar a los jóvenes protagonistas que son Lázaro, Clara, Pepe Rey y Rosario. Don Inocencio ha despreciado mucho a Pepe Rey, criticando sus ideas y su forma de ver las cosas porque, simplemente quiere casar Rosario la prometida de Pepe Rey con Jacinto, hijo de María Remedios, sobrina del penitenciario, un abogado no muy apuesto y quien no tiene herencia. En cuanto a las señoras Porreño, por muy devotas que sean, una de ellas, Paulita termina expresando sus verdaderos intereses; ir o casarse con el joven Lázaro, incluso ofreciéndole dinero. También, el Doctrino y sus amigos, Juan Pinilla y Aldama han sido pagados por Don Elías como ya lo hemos dicho, se han juntado con Callejas, el poeta Alfonso y Cabanillas para instigar a estos liberales exaltados a cometer actos de violencia contra los moderados11. Don Gil Carrascosa, según el narrador es un ser mezquino, falso, chaquetero y hábil, quien se adapta a cualquier situación. Según Luis Fernández, Albert Dérozier ha sabido hacer el retrato de este personaje oscuro cuando dice:
…ardiente liberal en 1812, amigo del duque de Alagón cuando la restauración fernandina, absolutista decidido entonces, perro fiel del capellán del rey, Ostalaza. Familiar de ciertas capas sociales, desde la aristocracia hasta la reacción, pasando por el liberalismo con todas sus facetas (…) sabe navegar a todos los vientos y cambiar de casaca si se da el caso, exaltado y hasta comunero si es preciso. Por eso, piensa que el narrador está ofreciendo un paralelismo entre la forma de actuar de Carrascosa y el comportamiento de la Iglesia a lo largo de la historia (2005, p. 21).
La Iglesia ha sabido adaptarse a todas las circunstancias tanto políticas como sociales en cada época y salir con la suya. Clara y Rosario, las dos señoritas de las que se enamoran respectivamente Lázaro y Pepe Rey, encarnan la pureza, la inocencia, la belleza en fin todas las virtudes a las que uno puede aspirar. Se encuentran en medio de esta tormenta de ideologías violentas igual que la España ideal a la que aspiran todos los inocentes de la sociedad. Para Jean Lemartinel12:
La pobre Clara obligada a una vida tediosa ya nos hace pensar en la Gloria de la novela de 1875 y en la Rosario de Doña Perfecta […] En efecto, la joven Clara, víctima y prisionera, viene a ser el símbolo de la España prisionera y víctima, cuya vocación natural sufre coacciones de parte de los absolutistas, que no saben sino torcer la pristina de la nación (1977, p. 369-370).
Es la misma historia que viven estas chicas a punto de casarse en las novelas de la primera época del autor.
Galdós utiliza a dos tipos de mujeres en las dos novelas: las tres señoras Porreño en La fontana de oro y las tres huérfanas Troyas en Doña Perfecta. Juan Tafetán, en Doña Perfecta, amigo de casino de Pepe Rey hablando de las huérfanas dice: “Son las Troyas, las niñas de Troya. Pues no conoce usted nada bueno… Tres chicas preciosísimas. Hijas de un coronel del Estado Mayor de plaza, que murió en las calles del Madrid del 54” (P. B. Galdós, 2011, p. 187-188). La casa de las señoras Porreño está cargada de muebles y artículos de decoración antiguos mientras que la de las Troyas está hecha de miseria simplemente. No hay nada excepcional. Los dos grupos sufren de la falta de dinero. Las Porreño a pesar de su falta de dinero siguen gozando del respecto de la sociedad. Ellas como lo hemos dicho ayudarán a Don Elías en la educación de Clara y defenderán las ideas conservadoras y religiosas. En cuanto a las Troyas por falta de dinero y también de familiares (son tres chicas jóvenes, entregadas a sí mismas), el pueblo duda de su honradez y de su virtud. Ellas, al contrario, de las señoras Porreño van a aportar un poco de alegría al protagonista, Pepe Rey, en esta marginación que sufre. Él les dará algo de dinero. Son muy espabiladas, viven honradamente, tienen las mentalidades abiertas por eso, el autor les pone del lado de Pepe Rey como adyuvantes en esta búsqueda de libertad expresiva. El lector coge simpatía de las hermanas Troyas porque están desvalidas, despojadas de todo, en la miseria, pero son muy alegres y simpáticas mientras que con las señoras Porreño puede que el lector termine odiándolas por su actitud. Están amargadas13 y se sirven de los preceptos de la Iglesia para castigar a Clara quien es joven y guapa. Por ejemplo, se niegan a que Clara participe a la procesión como una de las vírgenes cuando así lo solicita don Gil Carrascosa. Con estos grupos de mujeres marcadas por su mentalidad, su edad y su condición social, Pérez Galdós sigue mostrando la vieja España amargada, frente a la nueva inocente, llena de vida y de esperanzas.
La historia o la trama en las dos novelas es triste y trágica, aunque Galdós confiere un valor o un sentido en el significado de los nombres de los personajes. Del lado de los jóvenes liberales, los nombres suelen relacionarse con las cualidades o con Dios. Lázaro es el nombre del amigo de Jesús quien murió, fue enterado y resucitado por él 4 días después14.
Las nuevas ideas, que entonces conmovían profundamente el corazón de la juventud, habían hallado en el joven Lázaro un creyente decidido. Era uno de los que, brotados en el tumulto de un aula de Filosofía, militaban con pasión generosa en las filas de los propagadores políticos, entonces tan necesarios.
Sucedió que los estudiantes zaragozanos trabaron una pendencia con los socios de cierto club político; el asunto tomó proporciones, intervino la autoridad universitaria, y Lázaro se vio obligado a salir de Zaragoza, perdiendo curso. Esto pasaba en los días en que, destituido Riego del mando de capitán general de Aragón, hubo en aquella ciudad tumultos y manifestaciones, que el Gobierno quiso reprimir. Lázaro, que estaba a punto de concluir la carrera, conoció la gravedad de la situación y el disgusto que tendrían su madre y su abuelo, a quienes amaba mucho. Quiso reclamar, pero fue inútil, y tuvo que retirarse a su pueblo, triste, avergonzado y lleno de dudas y temores (P. B. Galdós, 1870, p. 60).
Se introduce una metáfora con este nombre, ya que el Lázaro de la Biblia vuelve a la vida después de morir por obra de Jesús Cristo. Así mismo, el Lázaro novelesco por sus ideas liberales fue echado de la universidad. Su llegada a Madrid e instalación en casa de su tío aparece como una resurrección, una segunda oportunidad, sobre todo cuando se trata de la ciudad donde por lo menos hay libertad de expresión. Clara es la transparencia, la ingenuidad e inocencia, por eso, van detrás de ella, Lázaro y Bozmediano. Representa la nación española. Del nombre de Pepe Rey, se puede decir que José es el padre de Jesús y el marido ejemplar de la virgen María, papel que Pepe Rey pretende desempeñar con Rosario, nombre que recuerda la flor con su color y perfume. En resumen, los jóvenes liberales tienen la simpatía del escritor al darles nombres y atributos positivos.
En cuanto al bando de los conservadores y absolutistas Don Elías refiere a Elías en la biblia, consejero del rey Acab. En efecto Don Elías es amigo y consejero del rey Fernando VII en La fontana de oro. No le consigue el poder que le había prometido porque Lázaro se entromete. Pero sigue animando y aconsejando. Las hermanas Porreño recuerdan la porra como el látigo lo que hace pensar en la inquisición, al papel de verdugo contra Clara, la pobre huérfana indefensa. En Doña Perfecta, el escritor apuesta sobre la hipocresía de los personajes con sus nombres. “Doña Perfecta”, la santa de Orbajosa como lo reconoce todo el mundo no lo es en absoluto, será la instigadora de todos los males que padecerá Pepe Rey es decir los pleitos judiciales sobre sus tierras, el hecho de echarle de la catedral y de que le hayan despedido de su trabajo. El señor Licurgo hablando de ella cae en admiración: “Siempre tan guapa […] Parece que no pasan años por la señora doña perfecta. Bien dicen que, al bueno, Dios le da larga vida. Así viviera mil años ese ángel del Señor. Si las bendiciones que le echan en la tierra fueran plumas, la señora no necesitaría más alas para subir al cielo” (P. B. Galdós, 2011, p. 91). Sin embargo, en el fondo, es muy rencorosa, de fuerte carácter y sobre todo hipócrita. Don Inocencio no es de ninguna manera inocente. Se ve con las conspiraciones contra el joven ingeniero, Pepe Rey, para llevarle a cometer errores en público ya que eso le beneficia quedar bien ante los ojos de Doña Perfecta.
En fin, el autor, desde esta perspectiva de los nombres muestra claramente su posición frente a estos dos mundos o estas dos ideologías, incluso estas dos España. Según Luis Fernández, hablando de La fontana de oro: “Se trata de una novela donde los buenos son personajes modernos, abiertos, liberales y progresistas, y los malos, conservadores, tradicionalistas, fanáticos religiosos e intransigentes” (2005, p. 15). Nosotros añadiremos que los buenos son los jóvenes y los malos, viejos.
Es la misma presentación en Doña Perfecta; los fanáticos y conservadores frente a los liberales progresistas. Los jóvenes liberales consiguen producir una visión positiva, admirativa y conmovedora. Al lado opuesto, los nombres de los personajes mayores conservadores y absolutistas producen antipatía, ira, desprecio, decepción y condena. Clara está encerrada en casa de las hermanas Porreño por Don Elías. Lázaro es preso y su tío le deja en la cárcel porque ha manifestado en el bando de los liberales. Pepe Rey es marginado, acosado y muerto por culpa de Doña Perfecta y Don Inocencio. Rosario se vuelve loca y encerrada en un manicomio por la propia Doña Perfecta, su madre.
A través de estas dos novelas que tienen casi las mismas tipologías de personajes, Pérez Galdós muestra su posición frente a la historia de España. Estas dos novelas permiten vislumbrar una serie de rasgos políticos y psicológicos que caracterizan la dimensión interna de Benito Pérez Galdós; es decir su anticlericalismo, su antibeaterismo y su antimonarquismo. Son dos representaciones en dos lugares diferentes pero que resalta los mismos problemas. En ellas, conviven y desarrollan sus actividades diversos personajes principales que están inmersos en una lucha constante en defensa de su ideología, con posturas inaccesibles y en un estado constante de guerra perpetuo con el otro bando. Tomando el caso de Pepe Rey y don Inocencio en Doña perfecta, el narrador afirma:
Pepe Rey hallábase cada vez más inquieto. La idea de que, sin quererlo, estaba en contradicción con las ideas de los amigos de su tía, le mortificaba, y resolvió callar por temor a que él y don Inocencio concluyeran tirándose los platos a la cabeza. Felizmente, el esquilón de la catedral, llamando a los canónigos a la importante tarea del coro, le sacó de situación tan penosa. Levantose el venerable varón y se despidió de todos, mostrándose con Pepe tan lisonjero, tan amable, cual si la amistad más íntima desde largo tiempo les uniera (P. B. Galdós, 2011, p. 139).
El narrador omnisciente al calificar la actitud del cura hacia el joven Pepe, pone de manifiesto la falsedad del penitenciario. Lo mismo ocurre cuando con las palabras arremete contra el integrismo absolutista en la figura de Don Elías calificado de chivato y perro faldero del rey Fernando VII a quien el narrador trata en las páginas 306-307 de mentiroso, embaucador y mal hijo. Justo en el lado contrario, en oposición a estos ultraconservadores, están Lázaro y Claudio Bozmediano como representantes de una nueva generación y juventud abiertos a los ideales democráticos.
La fontana de oro se desarrolla en la ciudad de Madrid con las tensiones, las infiltraciones, las traiciones, las represiones y ejecuciones. Muchos espacios son reducidos o cerrados, por ejemplo, está la casa de las hermanas Porreño donde la parte superior lleva los viejos muebles heredados. Es donde tienen que vivir Don Elías y Clara. El café, “La fontana de oro” es un espacio reducido donde los techos son muy bajos y dan la impresión de aplastar a los tertulianos. Esto acentúa el agobio en los personajes. En el capítulo 2, el narrador describe la historia de este café que sufrió de la actuación de los exaltados echando a los parroquianos que venían a tomar el café.
Una de las cuestiones que más preocupaban al dueño fue la manera de armonizar lo mejor posible el patriotismo y el negocio, las sesiones del club y las visitas de los parroquianos. Dirigió conciliadoras amonestaciones para que no hicieran ruido; pero esto parece que fue interpretado como un primer conato de servilismo, y aumentó el ruido, y se fueron los parroquianos […]. Entre los numerosos defectos de aquel local, no se contaba el de ser excesivamente espacioso: era, por el contrario, estrecho, irregular, bajo, casi subterráneo. Las gruesas vigas que sostenían el techo no guardaban simetría. Para formar el café fue preciso derribar algunos tabiques, dejando en pie aquellas vigas; y una vez obtenido el espacio suficiente, se pensó en decorarlo con arte (P. B. Galdós, 1870, p. 20-21).
Esta descripción del café refleja el ambiente del momento es decir la situación social y política, todo mezclada y confusa. No había un control de las cosas. Los lugares se vuelven muy opresivos.
Al final Clara y Lázaro huyen de Madrid para el pueblo, donde podrán relajarse y vivir sin problemas. Pepe Rey, aunque sale de la ciudad para una provincia, la ciudad de Orbajosa, no tendrá la suerte de la pareja anterior. Desde que baja del tren todo se pone en su contra. Su acompañador15, el que viene a recogerle en la estación del tren tiene una actitud muy recia, con repuestas muy cortantes. El paisaje que atraviesa es muy abrupto y con nombres que llevará a Pepe rey a hacer comentarios:
– ¡Cómo abundan los nombres poéticos en estos sitios tan feos! Desde que viajo por estas tierras, me sorprende la horrible ironía de los nombres. Tal sitio que se distingue por su árido aspecto y la desolada tristeza del negro paisaje, se llama Valleameno, tal villorrio de adobes que miserablemente se extiende sobre un llano estéril y que de diversos modos pregona su pobreza, tiene la insolencia de nombrarse Villarrica… (P. B. Galdós, 2011, p. 3).
No hay que olvidar la descripción que hace de la ciudad de Orbajosa.
Llamábase Orbajosa, ciudad que no en Geografía caldea o copta, sino en la de España, figura con 7.324 habitantes, Ayuntamiento, sede episcopal, juzgado, Seminario, depósito de caballos sementales, Instituto de segunda enseñanza y otras prerrogativas oficiales (…). – El aspecto de su patria de usted- dijo el caballero examinando el panorama que delante tenía- no puede ser más desagradable. La histórica ciudad de Orbajosa, cuyo nombre es, sin duda, corrupción de Urbs augusta, parece un gran muladar (P. B. Galdós, 2011, p.103-104).
Con las reflexiones que hace Pepe Rey del paisaje y de la ciudad, el tío Licurgo se pone a la defensiva para defender su patria y su ciudad. Por eso dice: “Cuando entre usted en la calle Real y en la del Condestable, verá fábricas tan hermosas como la de la catedral” (P. B. Galdós, 2011, p. 104). Para el joven ingeniero, esta ciudad es de “ruina y muerte que de prosperidad y vida” (P. B. Galdós, 2011, P. 103). Orbajosa es la representación de la vieja España que vive en su pasado glorioso en medio de la decrepitud, la miseria, sin ser capaz de poner en tela de juicio las viejas tradiciones y abandonarlas. Pepe Rey, de entrada, ha caído mal al señor Licurgo, quien más tarde le llevará al pleito sobre las tierras. Su visita a la catedral, durante la misa causará un gran disgusto a su tía y así lo dice ella:
-Justamente. ¿Negarás que te pusiste a examinar las pinturas, pasando por un grupo de fieles que estaban oyendo misa?… Te juro que me distraje de tal modo con tus idas y venidas, que … vamos… es preciso que no vuelvas a hacerlo. Luego entraste en la capilla de San Gregorios; alzaron el altar mayor y ni siquiera te volviste para hacer una demostración de religiosidad. Después atravesaste de largo a largo la iglesia, te acercaste al sepulcro del Adelantado, pusiste las manos sobre el altar; pasaste en seguida otra vez por entre el grupo de los fieles, llamando la atención. Todas las muchachas te miraban y tú parecías satisfecho de perturbar tan lindamente la devoción y ejemplaridad de aquella buena gente” (P. B. Galdós, 2011, p.154-155).
Doña Perfecta reprocha a su sobrino, su falta de respecto a la santa misa, ya que es un momento muy importante para los orbajenses. Son prácticas que tienen, la devoción por el altar mayor y la celebración de la eucaristía. La casa de Doña Perfecta donde se recibe a Pepe Rey con mucha alegría y respecto, se transforma poco a poco en una prisión, de modo que el joven ingeniero se muda al albergue del lugar. En la ciudad, hay lugares donde el protagonista ya no tiene acceso o son hostiles para él. Cuando vuelve a la catedral, el obispo le manda echar porque en su primera visita, no ha sabido reflejar la actitud religiosa o piadosa y sobre todo porque Doña Perfecta lo ha permitido. En el casino se siente agobiado y termina en la casa de las tres hermanas huérfanas y consideradas como perdidas por no respetar las normas de la ciudad. Si la ciudad y todo lo que conlleva es decir las casas, la catedral, el casino, al principio parecía recibir al joven ingeniero con los brazos abiertos poco a poco, estos mismos brazos se irán encerrándose sobre él, apretándole y apremiándole hasta quitarle la vida. De la misma manera Clara fue echada de la casa de las hermanas Porreño en plena noche en Madrid, ciudad que no conoce y donde tiene que encontrar a Lázaro. Los lugares se vuelven muy hostiles para los dos protagonistas Lázaro y Pepe Rey. Los exaltados, los traidores o vendidos a la causa de Don Elías, él mismo y el rey Fernando VII saben que Lázaro les ha delatado a los moderados. Su vida corre peligro. Clara consigue esconderse en casa de Pascuala, pero no está bien del todo. Entonces con la ayuda del militar moderado Claudio Bozmediano, consiguen salir de Madrid para su pueblo. Definitivamente, Pepe Rey no es el bienvenido en la casa de su tía y en casi toda la ciudad. Doña Perfecta le impide ver a Rosario inventando cualquier pretexto, mientras que Rosario se muere de ganas de verle, pero, su madre no la deja. Por eso, el ingeniero urde un plan ayudado por su amigo militar, Pinzón, para huir con Rosario quien está secuestrada por su madre y el penitenciario don Inocencio. Pero desgraciadamente se descubre el plan y su tía organiza su asesinato, ayudada por María Remedios y Caballuco.
Este conflicto de ideologías destaca el triunfo de la edad y de la experiencia. Los conservadores y absolutistas se quedan y los liberales tienen que huir o desaparecer. Don Elías, aunque muere, sigue confiando en la vuelta de Fernando VII al poder. Madrid sigue llena de partidarios del rey, por eso Lázaro se va al pueblo. Doña Perfecta y Don Inocencio consiguen su objetivo. Impiden el matrimonio de Pepe Rey con Rosario. Si él muere, ella se vuelve loca pero ya no es un triunfo. Todo parece moroso, muerte con sus culpabilidades, lo mismo que la nación española quien no sabe a qué santo encomendarse entre estas ideologías. Sigue con los mismos males.
El compromiso del escritor
Las novelas de la primera época galdosiana poseen un rasgo generalizado y común. En efecto son novelas de tesis y de lucha ideológica en las que importa más el tema que la intriga, el conflicto dramático que el estudio psicológico. Concretamente, el núcleo de este combate de ideas se centra en torno al fanatismo religioso como lo subraya Germán Gullón16. En La Fontana de Oro (1870), Lázaro representa el liberalismo. Fracasa al chocar contra la hipocresía e intolerancia de Coletilla y Las Porreño. De igual modo, en Doña Perfecta– novela publicada en la Revista de España en 1876- la más polémica de todas en la que, Pepe Rey, ingeniero madrileño tiene ideas progresistas acerca de la vida y de la religión. Desea liberalizar Orbajosa. Pero choca contra doña Perfecta, que encarna la intransigencia y la hipocresía fanática llevadas hasta extremos inconcebibles. En este caso, además de fracasar, el joven liberal muere. Galdós al mostrar la lucha entre “las dos Españas”, sabe de antemano quien perderá: la liberal, pero quiere al menos mostrar la lucha. Una tesis parecida expone su novela Gloria (1876-1877) al presentar el conflicto entre dos posturas religiosas opuestas, la del judío Morton y la intolerancia católica de los Lantigua. La Familia de León Roch (1878) sigue también centrada en la cuestión religiosa, en la defensa de la libertad y la tolerancia contra el fanatismo y la intransigencia que, en este caso, hacen fracasar su matrimonio, al permitir su mujer, María Egipciaca, que los problemas religiosos se mezclen con los conyugales, haciendo caso del retrógrado jesuita Paleotti, su director espiritual.
En resumen, todas estas novelas tratan de defender la libertad y la tolerancia, especialmente en cuestiones religiosas, y atacar las ideas opuestas. Son fruto de la Revolución de 1868 y del hecho de que sus logros estaban sufriendo deterioros a consecuencia de la Restauración monárquica de 1875. De ahí que, aunque lo intente, la libertad salga siempre derrotada.
Como novelas de tesis, tienen estas características: intervención directa del autor-narrador, con el fin de comentar y juzgar la acción para indicar al lector cuál es la interpretación que se debe seguir, uso del simbolismo religioso con el mismo fin, y maniqueísmo en las relaciones de los personajes, que por lo demás están tipificados y carecen de verdadera individualidad, al ser representantes de una postura ideológica. Galdós además de incurrir en los defectos comunes de las novelas de tesis, supera algunos de ellos y siempre crea mundos narrativos de considerable coherencia entre la ideología y la forma novelesca.
Benito Pérez Galdós quiere el cambio, este mundo liberal de la enseñanza libre que ha conocido a través de los adeptos del krausismo. En estas primeras novelas los jóvenes son los que pierden. El autor ve que esta sociedad está tan enfrascada en una mentalidad retrógrada, arcaica y tradicional. Se niega al cambio. Que otra cosa puede hacer, sino usar su pluma para denunciar estas actitudes. Por la perspectiva, el lector, al final termina cogiendo cariño o teniendo lástima del pobre sobrino víctima de la intolerancia de su tía, Doña Perfecta. Se puede hablar del realismo de Benito Pérez Galdós porque refleja la realidad del momento. En La fontana de Oro, Lázaro es víctima de un acoso por parte de una de las hermanas Porreño, las que defienden la honra, el pudor y la santidad. Son las intransigencias y el radicalismo del mundo que se pone en tela de juicio. Y si Galdós escoge estos jóvenes como símbolo del régimen liberal es porque cree en el futuro, aunque de momento fracasan. Sabe que ellos son los herederos de los mayores y algún día lo conseguirán. Las personas mayores, conservadores ahogan estos nuevos albores de libertad. Pepe Rey muere, Rosario está en manicomio, Lázaro y Clara se esconden en un pueblo y de momento siguen reinando los que parecen fuertes y arraigados en la sociedad con sus poderes económicos y su experiencia. Porque a Pepe Rey le faltó la experiencia y a Lázaro el valor. Lázaro es el héroe y antítesis de su tío. Igual que Pepe Rey lo es de Doña Rosa y Don Inocencio. La actuación de Lázaro no es exaltada. Quiere la libertad, pero con las palabras y las ideas no con la violencia. Las actitudes reaccionarias son las que condena el escritor. Pepe Rey quiere lo mismo que Lázaro, pero es impulsivo. No ha sabido llevar las cosas. Ha caído en las conspiraciones de Don Inocencio quien ha animado a Doña Perfecta en esta actitud de intransigencia y de radicalidad. Las cosas se quedan así, sin trascendencia. No se busca culpables, los que han asesinado al joven ingeniero. El escritor deja a cada uno para que haga sus propias reflexiones. Tanto del lado conservador como del liberal existen exaltados e intransigentes, analfabetos, interesados y traidores. Si bien la educación es importante en la sociedad, hace falta el sentido común. Benito Pérez Galdós prona la educación17, pero no deja de subrayar la dominación de los impulsos. Pepe Rey, bien educado, con alta nivel de estudio, ideas muy abiertas será víctima del oscurantismo mundo de los viejos conservadores.
La intención o el propósito del escritor se ve claramente en el preámbulo de La fontana de oro en 1870 al afirmar: “Los hechos históricos o novelescos contados en este libro se refieren a uno de los periodos de turbación política y social más graves e interesantes en la gran época de reorganización que principió en 1812 y no parece próxima a terminar todavía” (1870, p. 9). Existe una analogía entre los sucesos del trienio liberal y el triunfo de la revolución de 1868, pues sigue estando presentes los reaccionarios y progresistas como lo afirma Juan López Morillas:
La intención de novelar es […] más pragmática que artística. Trae a colación los sucesos de este trienio liberal porque interpreta los problemas de su día como parte de un flujo histórico que arranca en las Cortes de Cádiz y se nutre de las subsiguientes contiendas entre el liberalismo y la reacción, enconadas de nuevo al estallar la Revolución de Septiembre (1972, p. 51).
Los avisos del escritor, al final, se cumplirán ya que los liberales fueron echados del poder unos años después de la Revolución de 1868. La historia se vuelve a repetir, por eso, quería llamar la atención para evitar una vez más lo de Cádiz. Pero, siendo el ser humano guiado por sus pulsiones, no puede remediar a estos instintos gregarios. A pesar de lo vivido en el pasado y de lo que se haya condenado, se vuelve siempre a cometer los mismos errores. El autor predica la moderación, la lucidez, la tolerancia incluso el perdón, porque sólo así se puede llegar a una república, una democracia para el bien de todos.
Conclusión
Las dos novelas de Benito Pérez Galdós La fontana de Oro y Doña Perfecta ponen a desnudo el mundo de las ideologías en la segunda mitad del siglo XIX. Al presentar las dos ideologías conservador y liberalismo hemos visto la actuación de los personajes y el tipo de mentalidad. El autor establece una analogía y es a la vez una metáfora de la sociedad española. Los conservadores son la vieja España quien lucha para mantenerse en el poder y los liberales son el nuevo sistema liberal quien busca su camino dentro de este espacio áspero y hostil. Esta vieja España ha conocido tiempos gloriosos, está en decadencia, y amargada mientras que la nueva está llena de ilusión y de idealismo. Si Galdós ha escogido la juventud como referente de la ideología liberal es porque tiene esperanza de que algún día los conservadores desaparezcan y dejen el sitio a estos jóvenes que representan el futuro, el devenir del país. Pero no olvida denunciar las opciones o actitudes exaltadas. Se nota el odio del escritor hacia la tradición y la iglesia, contra el Rey Fernando VII en La fontana de oro y hacia el clérigo y la aristocracia en Doña Perfecta. La juventud es la esperanza, pero tampoco se trata de una juventud radical, fogosa, impulsiva sino una, bien educada, capaz de hacer conciliaciones, retirarse si es posible como fue el caso del joven militar Claudio Bozmediano. Esta actitud es la que les salvará tanto a él como a Clara y Lázaro, ya que Lázaro salva a los moderados de una conspiración violenta y Bozmediano le ayuda a salir sano y salvo de Madrid. Pepe Rey, por el contrario, no logra este final o esta situación moderada, ya que todo el mundo está al sueldo de Doña Perfecta sin olvidar los intereses personales. Su ayudante, el militar Pinzón, desaparece y el ingeniero queda a merced de los conservadores quienes no dudan en acabar con él.
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1 A este propósito, se ha realizado muchos estudios sobre la elección política del autor refiriéndose a sus primeras novelas o simplemente estudios directos de estas novelas de la primera época, es decir La fontana de oro (1870), El audaz (1871), Doña Perfecta (1876), Gloria (1876-1877), La familia de León Roch (1878).
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Hay que notar que muchos estudios sobre Doña Perfecta están en inglés.
2 Lázaro, el protagonista de La fontana de oro expresa su rechazo de la violencia cuando se entera del motín que están preparando los liberales exaltados es decir los radicales quienes condenan a los liberales que tratan de hacer una conciliación con todos los partidos políticos. Aunque es liberal condena esta forma de proceder con la violencia.
3 El Trienio Liberal o el Trienio Constitucional es el período decimonónico de la historia contemporánea de España que transcurre entre 1820 y 1823. Se inicia el 1 de enero de 1820 con la sublevación militar de Rafael del Riego para restablecer la Constitución de Cádiz de 1812 contra el gobierno absolutista de Fernando VII.
4 El krausismo es una doctrina idealista que se fundamenta en una conciliación entre el teísmo y el panteísmo, según la cual Dios, sin ser el mundo (panteísmo) ni estar fuera de él (teísmo), lo contiene en Sí y de Él trasciende. Dicha concepción se denomina Panenteísmo. Debe su nombre al pensador postkantiano alemán Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832). Este sistema tuvo una larga influencia en España e inspiró la Institución Libre de Enseñanza. Real Academia Española, 23ª edición.
5 Por muy acertada que sea, siempre hay excepciones a las reglas. La educación libera al hombre. Pero en La fontana de Oro, Don Elías se deja llevar por las ideologías retrogradas, absolutistas por amor al rey Fernando VII. Es un intelectual quien ha estudiado en Zaragoza, después en la Universidad de Alcalá de Henares, pero actúa como un analfabeto siguiendo al rey en maquinaciones maquiavélicas.
6 Según Albert Dérozier, es el apodo que recibe Don Elías considerado como el chivato del rey Fernando VII para asimilarlo al que utilizaba el general Francisco Ramón Erguía cuyo odio contra toda innovación le hacía llevar el pelo con coleta en 1820, igual que en tiempos de Carlos III” (1970-1971, p. 287)
7 Es el nombre que recibe Fernando VII, hijo de Carlos IV durante la ocupación napoleónica (1808-1814). Consigue la compasión del pueblo cuando su padre y el príncipe de la Paz, Godoy le descartan del trono. Napoleón le llevará preso en Valençay para entregar el trono de España a su hermana José Bonaparte. El pueblo peleará y se sacrificará para la libertad de este rey. De hecho, los enfrentamientos del “dos de mayo de 1808” se debieron a que el pueblo quiso liberar el rey secuestrado por los hombres de Napoleón.
8 Ciudad ficticia, creada por el autor, pero que encarna el prototipo de cualquier ciudad de provincia en aquella época.
9 Los actantes son una clase de actores que intervienen o tienen un papel necesario en la consecución o no de una acción. Dentro de esto tenemos a “los ayudantes” es decir los que ayudan al protagonista en la realización de sus objetivos y los “oponentes” los que le impiden alcanzar su objetivo (B. Mieke, 2006. p. 34).
10 Los militares son los que ayudarán al nuevo régimen a implantarse durante la revolución española de 1868 llamada la Gloriosa o la septembrina, después de la huida de Isabel II para asentar el nuevo sistema político.
11 No hay que olvidar que durante el Trienio hubo dos tipos de liberales: los fanáticos quién querían borrar todo cuanto existe de la antigua España fueron “los exaltados” y los que querían la libertad, pero a través de las ideas y razonamiento. Fueron llamados “los moderados”. En La fontana de oro, aparecen estos dos bandos: un liberalismo ignorante, chabacano y agresivo frente a un liberalismo educado, instruido y consciente de su importancia en el futuro del país. Calleja y sus amigos son los exaltados y Bozmediano y al final Lázaro son los moderados. Don Elías fiel servidor del rey Fernando VII, introduce a supuestos perturbadores en el bando de los exaltados con la intención de desestabilizar el gobierno y volver a restablecer al rey quien ha sido obligado a firmar el acto constitucional.
12 Lemartinel Jean en unas notas acerca de la “Fontana de oro” en actas Anales galdosianos. Año VIII, 1977, pp.367-375. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. intenta establecer la analogía entre España y los personajes de la novela.
13 Así es como les califica Juan López Morillas “Al igual que con Coletilla, son consideradas como la representación de la vieja España, vestigios de un aristocrático linaje, que conviven en un ambiente de envidia, rencor y represión2 (1972, p. 69)
14 Evangelio de San Juan capítulo 11 versículos 1-44. Aquí.
15 Doña Perfecta ha enviado a uno de sus empleados, el señor Licurgo a recoger a su sobrino en la estación del tren en Villahorrenda. El no conoce el lugar.
16 En el prólogo a Doña Perfecta, editorial Austral, el crítico analiza un poco esta primera etapa del escritor. Doña Perfecta, 2011, edición Germán Gullón.
17 Es decir, la Institución Libre de Enseñanza que permitirá la apertura de las mentalidades.