Infundibulum Scientific

EL PAPEL DEL SEXISMO EN LA PERPETUACIÓN DE LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN EL MUNDO LABORAL

The role of sexism in perpetuating gender inequality at work

Le rôle du sexisme dans la perpétuation des inégalités de genre dans le monde du travail

TOMEKPA Péasseu Liliane
Docteure ès Lettres
Université Félix Houphouët Boigny
liliantomek@gmail.com

Résumé

Mots-clés, Keywords, Palabras clave

Desigualdad, discriminación, estereotipos, sexismo, sexo.
Discrimination, gender, inequality, stereotypes, sexism.
Discrimination, genre, inégalité, sexisme, stéréotypes.

TEXTE INTÉGRAL

Introducción

La desigualdad de género forma parte de los temas que más interesan el mundo intelectual. Representa una problemática muy difícil que resolver ya que es el punto de partida de muchas manifestaciones de discriminación sexual. La perpetuación de la discriminación sexual, aunque las prácticas no son importantes como antes, revela la existencia del sexismo.

¿Qué es el sexismo? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cuáles son sus consecuencias en la sociedad actual?

El sexismo tiene muchas consecuencias en la colaboración entre los hombres y las mujeres. Las discriminaciones existen para todos, los hombres tan como las mujeres. Pero la actitud sexista más desarrollada es el sexismo contra las mujeres. Esta situación se revela sobre todo en el mundo laboral.

¿Por qué el sexismo permanece en el ambiente profesional a pesar de los numerosos avances conocidos en las últimas décadas?

Estas cuestiones constituyen para nosotros una problemática a la cual intentaremos responder con este trabajo. Después de la definición de los conceptos que representan la desigualdad el sexismo, el origen del sexismo, nuestro trabajo se interesará a las manifestaciones del sexismo en el mundo laboral, antes de hacer una comparación entre la estructuración de la sociedad en los tiempos remotos y la sociedad actual tan en España como en Costa de Marfil.         

1.Definición de los conceptos desigualdad y sexismo

La desigualdad designa el estado de cosas o de personas desiguales entre sí. Es también el carácter de lo que no es igual, algo que falta de constancia, de regularidad o que varía. De forma clara, la desigualdad es lo que no tiene el mismo valor, la diferenciación entre dos cosas de misma naturaleza. Deriva del término latín « aequalitas » que significa igualdad. A este término se ha acoplado el prefijo «des» para configurar la palabra desigualdad. Ese se traduce por «no igualdad». Se puede encontrar también la palabra « inaequālĭtas » en la construcción de « inequidad ». Al nivel social, representa una situación social y económica desigual entre dos personas. Partiendo de esta concepción y comprensión, se puede extender la existencia de la desigualdad a todos los niveles de la vida: la desigualdad social, la desigualdad entre los sexos, la desigualdad de género en el mundo profesional, etc.

Entre estas diferentes concepciones, la que nos interesa particularmente es la desigualdad de género por ser el fenómeno social y cultural que permanece en el tiempo a pesar de los avances notables. La palabra «género» procede del griego « gyne » y « genos » que servirán para formar los términos latinos « genus » y « generis » que designa la clasificación, la producción de algo material o a partir de los « genes ». En realidad, interesa más el mundo intelectual por ser una fuente de manifestaciones de desigualdad en el mundo y especialmente en el mundo laboral. La perpetuación de este fenómeno en el ambiente profesional demuestra la resistencia de la inequidad entre el hombre y la mujer. Las mujeres en general tienen menos posibilidades de alcanzar un nivel alto que los hombres en llegar al mercado del trabajo. Asimismo, las disparidades entre los sexos reservan algunas responsabilidades a los hombres en perjuicio del sexo opuesto. De hecho, la probabilidad de avance está muy limitada por el motivo de la existencia de brechas sociales y culturales. A pesar de los avances notables para llegar a la igualdad entre los sexos, sobretodo en el medio del trabajo, algunos factores contribuyen en permanecer la desigualdad. Entre ellos, el «sexismo» parece el más relevante.  

El sexismo o la discriminación sexual o la discriminación de género se refiere al prejuicio ligado al sexo o al género. Se trata de actitudes que se nutren de estereotipos provenientes de una diferenciación sexual. Estos estereotipos derivan de creencias, de la « indiosincracia »[1] o actitudes tradicionales que se refieren a los roles de cada individuo en la sociedad. «El prejuicio sexista posee tres componentes diferenciados pero interrelacionados: un componente cognitivo (estereotipos), uno afectivo (emociones) y otro comportamental (conducta). (J. D. Vaamonde, 2013, p. 19)».

El término sexismo apareció en los años 60 en la contribución al foro de Leet «Las mujeres y el pregado ». Fue acuñado el 18 de noviembre de 1965 por Pauline Leet en un foro de estudiantes y profesores en una universidad de los Estados Unidos llamada Franklin and Marshall College en comparación con el racismo.  Según Shapiro, fue utilizado por primera vez por Caroline Bird en su discurso « On Being Born Female » publicada en la revista « Vital Speeches of the Day »el 15 de noviembre de 1968.

En el exterior se reconoce que somos en muchos aspectos un país sexista. El sexismo juzga a las personas por su sexo cuando las relaciones sexuales no importan. El sexismo tiene la intención de rimar con el racismo. (M. P.L, Grassi, 2018).

El sexismo opera tan al nivel individual como al nivel institucional. Muchas intelectuales se interesaron a ese tema por ser uno de los más desarrollados en las luchas contra la desigualdad y la violencia contra el género. La autora feminista Bell Hooks le define como un sistema de opresión que genera desventajas para las mujeres. La filósofa feminista Marilyn Frye a su vez le presenta como un complejo actitudinal-conceptual-cognitivo-orientacional e la superioridad masculina, el machismo y la misoginia. Por otra parte, según el Observatorio de Desigualdades en la Salud de España, el sexismo

implica relaciones de género inequitativas y se refiere a las prácticas institucionales e interpersonales según las cuales los miembros del grupo de género dominante acumulan privilegios mediante la subordinación de otros grupos de género y justifican esas prácticas mediante ideologías de superioridad, diferencias o desviaciones innatas. (Observatorio de desigualdades en la salud, 2012).

 

  1. El origen del sexismo

Ideología que se aparenta al machismo[2], a la misoginia[3] y en algunos momentos al racismo, el sexismo tiene raíces muy antiguos. La estructuración de la sociedad ya en los siglos remotos proyectaba una diferenciación entre los sexos. La plaza del hombre ante la mujer le conseguía una supremacía sobre el sexo opuesto. Esta discriminación tiene un impacto considerable sobre la condición del llamado segundo sexo. La teoría de sociedad patriarcal distribuía los roles entre los sexos. Al empezar el siglo XXI, el patriarcado era extendido al nivel mundial. Servía de prueba de la dominación del hombre sobre la mujer, sostenida por una distribución desigual del poder. Esto se ve con el promedio de ingresos y la ocupación de puestos de alto estatuto. De forma clara, los hombres tienen muchas ventajas que las mujeres.

Peter Glick y Susan Fiske se refieren al término «sexismo» ambivalente para describir cómo los estereotipos sobre las mujeres pueden ser tanto positivos como negativos. Se destacan entonces dos tipos de sexismo, los desarrollados principalmente por Glick y Fiske : el sexismo hostil y el sexismo benévolo.

El «sexismo hostil» designa todas las actitudes negativas y de intolerancia hacia las mujeres precisamente basadas en los estereotipos en relación con su debilidad o su inferioridad. En Europa en general y España en particular, las teorías feministas están dirigidas en contra de este tipo de sexismo, presentándolo como una actitud condenable por su radicalidad.

El «sexismo benévolo» se refiere a las actitudes sexistas hacia las mujeres, pero basadas sobre la limitación a algunos roles tales como el rol de madre, de esposa, de guardia de casa, etc. Alude en la mayoría de los casos a la intimidad. A lo contrario del sexismo hostil, las personas que desarrollan este tipo no sienten antipatía hacia las mujeres. Las teorías están basadas sobre las concepciones tradicionales de la dominación masculina haciendo de la mujer una dependiente del proveedor hombre. Esta teoría cubre el carácter positivo afectivo desarrollado en esta concepción para transformarla en una actitud perjudicial para las mujeres.  

En España particularmente, el antiguo sistema concedía poca importancia a las mujeres en la sociedad. La estrategia de este sistema era hacer permanecerlas en esta condición precaria. Esta afirmación se justifica en estas palabras:

Ellas desempeñaban bien su única misión, la maternidad y el cuidado de la familia. La mayoría asumió, con pasividad y sin quejarse, este modelo de madre-esposa, callada, modesta, obediente, católica, casta, pudorosa. (Paneles expo HE mujeres revisado 14J).

La creación en abril de 1936 por las feministas catalanas Teresa Claramunt y Soledad Gustavo, de «Mujeres Libres» como primera organización feminista en España permite tomar en cuenta algunas condiciones de la mujer. Ésta tiene como meta erradicar la «triple esclavitud de las mujeres: la ignorancia, el capital y los hombres». Esta organización pone en marcha campañas de alfabetismo, de clases técnicas y profesionales, de formaciones políticas para las mujeres.

Además, las creencias religiosas participan en mantener la mujer en su posición de subordinada. La religión cristiana defiende esta concepción en el libro sagrado, precisamente en el primer libro (génesis) haciendo referencia a las condiciones de creación de la mujer:

El señor Dios dice: «no es causa buena que el hombre sea sólo. Quisiera hacerle una ayuda que le sea concedida»; El señor Dios hizo caer en una somnolencia el hombre que se quedó dormido; tomó una de sus costillas y cerró las carnes en su lugar; El señor Dios transformó la costilla que había tomado al hombre en una mujer que le envió; El hombre se exclamó: « esta es esta vez el hueso de mis huesos y la carne de mi carne, ésta, se la llamará mujer porque es del hombre que ha sido tomada ». (TEB, p.27).   

Por proceder de las costillas del hombre, la mujer se presenta como una derivada de este «primer ser humano». La creación de la mujer, quitando una parte de la carne del hombre le da a este hombre, una supremacía reconocida, confirmada por Dios, no se puede cambiarlo. 

  1. Las manifestaciones del sexismo

La religión encarna el sistema de valores que se aplica a los roles atribuidos a los hombres y los debidos a las mujeres por motivo de creación. En los países unidos a la religión, como Arabia Saudí, el número de las mujeres que tienen un empleo está reducido con el hecho del estigma. A pesar de la adopción de la Convención sobre la Eliminación de la Discriminación contra las Mujeres (CEDEF), la ley islámica se considera como la norma social. Las mujeres en actividad están consideradas como las desobedientes, como las que no respetan los preceptos divinos. En los países que practican la tolerancia religiosa, los resultados están también mitigados. La concepción moderna de las mujeres en actividad profesional no impide la existencia de actitudes hostiles llamadas «sexistas». Estas actitudes se basan en creencias tradicionales y estereotipos del sexo opuesto, incorporados en la sociedad y se desarrollan mucho en el mundo laboral.

La discriminación de género implica que las mujeres no ocupan los mismos puestos ni sean valoradas de la misma manera que un hombre. Estas actitudes se manifiestan de muchas maneras:

-Una brecha en la contratación   

A la búsqueda de un director en una empresa, la elección entre un hombre y una mujer se hace fácilmente cuando ambos tienen las mismas calificaciones. Se elige al hombre con respecto a la mujer cuyo fracaso se alimenta de lenguaje sexista.

«Es una mujer, no puede tener esta responsabilidad, no tiene fuerzas para dirigir una sociedad tan grande, tiene una casa, un marido y niños, no tendrá tiempo para este trabajo, etc.». 

«¿Una mujer, una subordinada, la que dirigimos en casa…quiere ser nuestra responsable?». 

Cuando ocurre que está elegida las actitudes hostiles y sexistas no desaparecen. La gente se imagina que un salario tan grande no servirá a nada que vestirse porque es «una mujer» y no tiene gastos como «un hombre».

Aunque muchas cosas han cambiado a lo largo de los años, como el tratamiento salarial, las diferenciaciones siguen existiendo entre mujeres y hombres. En los países desarrollados como España, las cosas evolucionaron sobre todo en las últimas décadas.

La Constitución de 1978, en su artículo 14, rezaba así: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. (Paneles expo HE mujeres revisado14J)

A pesar de todo, la discriminación en el lugar del trabajo, las dificultades de conciliar la vida laboral y familiar (las mujeres deciden trabajar en tiempo parcial para conciliar sus responsabilidades familiares), la diferenciación salarial por sectores (en el sector sanitario donde las mujeres constituyen el 80%, los salarios son más bajos), la escasez de liderazgo de mujeres en puestos de alto nivel (la representación de las mujeres en altos cargos es baja) determinan que sigue existiendo brecha. 

Para frenar la desigualdad que existe entre los salarios entre los hombres y las mujeres, se presentó el Real Decreto-ley 6/2019, 1 de marzo, de medidas urgentes para garantizar la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación.  

En África y particularmente en Costa de Marfil, aunque las cosas van mejorándose, el tratamiento al nivel salarial sigue siendo alimentado por unas discriminaciones. Eso se ve con las tasas impuestos para los hombres con respecto a las mujeres. Esta discriminación se nutre de concepciones tradicionales que atribuye al hombre todos los gastos de la casa. Según ésta, la mujer por su condición de esposa, de guardia de la casa, no tiene gastos en relación con el mantenimiento de la vivienda. 

Estas concepciones siguen existiendo a pesar del avance y la evolución en contrapelo de la sociedad moderna. Las condiciones económicas de las mujeres han cambiado de manera positiva. Su papel en la casa ha cambiado con la mejora de su condición financiera. La mujer participa ahora en el bienestar de la casa aportando los recursos como el hombre.

-El uso del lenguaje sexista y los comportamientos sexistas 

El sexismo se manifiesta también por unos comportamientos que participan en reducir la mujer en un objeto sexual y sin importancia en el mundo laboral. El hecho de enlazar una contratación de trabajo a una relación o como una condición para contractar un trabajo reduce la capacidad intelectual de la mujer a una cosa inútil, una negociación. En la mayoría de los casos, el sexismo se alimenta de argumentos basados sobre la supremacía de un sexo sobre el otro. Sin embargo, ambos no se valen. 

Esta faceta del sexismo en el mundo laboral se traduce por una selección sexista del personal laboral por el cobro de remuneraciones, la desigualdad de salarios para una función igual, las evaluaciones injustas del rendimiento en función del género, la segregación en las distribuciones de las tareas sin consideración de la capacidad intelectual o profesional. Algunos puestos son destinados a las mujeres (como el puesto de secretaria, de enfermera, etc.) y los hombres a otros (la electricidad, la mecánica, etc.). La discriminación por maternidad implica prejuicios por su estado de embarazo, de madre. Esta discriminación se nota principalmente con una diferenciación salarial y al momento de la jubilación. Según un informe de la UGT en España,

 Pensiones 

Las mujeres pensionistas en jubilación perciben una pensión alrededor de 450 euros muy bajo con respecto a la del varón. La media para ellas se sitúa torno a los 740 euros y, la de los hombres a los 1190.

Brecha salarial

La diferencia de sueldos entre el hombre y la mujer se situaba en el 24%, la más elevada de los últimos 6 años

Labores domésticas y cuidado familiar

Según los datos del INE en el año 2016 sobre los usos del tiempo, las mujeres españolas se encargan diariamente, durante casi cuatro horas y media, de las tareas del hogar y del cuidado de menores, de mayores o de familiares dependientes. Mientras los hombres les dedican sólo dos horas y media de su tiempo.  

 

 

  1. Las leyes contra la discriminación, un avance notable

Gracias al informe de Women in buissness bemos que se ha incrementado la presencia de la mujer dentro de los cargos de dirección. Así, el porcentaje de mujeres españolas directivas es de sólo un 27%.

En Costa de Marfil, las cifras han evolucionado en los últimos años. Al nivel laboral, muchos cambios sucedieron en la última década. El índice de la brecha de género está en el 62.7%. Nota una reducción considerable de las diferencias entre hombres y mujeres. El principio de igualdad entre el hombre y la mujer consagrado en la primera Constitución del país y reforzado en la Constitución del 23 de julio de 2000, prohíbe toda forma de violencia física y moral, mutilaciones y rebajamiento. Pero la realidad es que el desconocimiento de sus derechos conduce a la violación de éstos en instituciones que faltan de mecanismos y estructuras que tengan en cuenta el género, la igualdad y la justicia social entre hombres y mujeres.

A pesar de la existencia de una igualdad de derecho, la división de poderes y responsabilidades entre mujeres y hombres, el acceso a los recursos económicos, sociales y culturales, permanecen en la desigualdad. La resistencia de los tradicionales (la repartición por ejemplo de las tierras en las familias marfileñas que impide a la mujer obtener una parte de tierra) a través de una distribución desigual de los roles entre hombres y mujeres, a veces impide la promoción de la mujer. El número de mujeres en las instancias decisiones, aunque se nota una evolución considerable, sigue siendo inferior al número de hombres. Cierto es que las leyes de protección existen, pero éstas continúan ser víctimas de violencias basadas en el género. La ley relativa a las sucesiones dispone por ejemplo que «las herencias son transferidas a los hijos y descendientes del difunto».

Además, el Código del Trabajo exige la no discriminación por razón de sexo en el empleo y una remuneración igual por un trabajo de igual valor (Constitución, art. 14 y 15). A pesar de todo eso, ciertas profesiones están prohibidas a las mujeres. Por otra parte, la ley exige una licencia de maternidad pagada de 14 semanas, con salarios completos pagados por el sistema de seguridad social. (Código del Trabajo, art. 23. 6 y 23. 11). La seguridad laboral de las mujeres está protegida cuando están en licencia de maternidad (Código del Trabajo, art. 23. 4). La ley no exige que las empresas informen sobre cómo pagan a las mujeres y los hombres, pero no toma en cuenta la discriminación a las mujeres en el reclutamiento y la promoción.

Para prevenir estas actitudes desplazadas en el ambiente profesional, la Organización International del Trabajo (OIT) se preocupó por la discriminación de género con unas sanciones contenidas en el derecho penal que varían según la gravedad del acto pasando por atención sexual, roces, comportamientos inapropiados, acoso sexual, chistes o comentarios sexistas como lo exige el artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos; sin embargo, tuvieron que suceder horrores masivos e indiscriminados para que el mundo se diera cuenta de la necesidad de proteger de alguna manera esos derechos. En su acepción más simple, los derechos humanos reconocen la dignidad inalienable de todas las personas, al igual que sus derechos inherentes y libertades fundamentales. (Tiempo de paz, 2008).

 

Conclusión

Hoy en día, no podemos negar el avance sociocultural en relación con la igualdad de género, teniendo en cuenta, la situación precaria de la mujer en Europa y en África. Cada etapa permite a esta mujer acceder a una mayor equidad con las declaraciones, las leyes, los decretos y las sanciones. Al nivel laboral, con las acciones de los sindicatos, las leyes y los decretos, la situación va mejorándose, permitiéndola alcanzar altos cargos (académico, empresarial, político, etc.).  

 

Bibliografía 

1-GÓMEZ Sofía Valdévieso (2021). «Construcción social de la igualdad». Departamento de Educación, Gran Canaria: Universidad Las Palmas de Gran Canaria.  

2-GRASSI M P L (2018). «Definición del concepto de sexismo: influencia en el lenguaje, la educación y la violencia de género». Biblioteca Nacional de Chile.

3-Observatorio de desigualdades en la salud. (2012). «Definiciones» Archivado desde el original el 29 de junio de 2012.

4-Paneles expo HE mujeres revisado 14J. «Aprender a ser mujer en el siglo XIX». 

5-Real Academia, (2001). Diccionario de la lengua española, Espasa-Calpe: Madrid.

6-Tiempo de paz (60° Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos) (2008). «Dignidad y justicia para todas y todos». n° 90.    

7-Traducción ecuménica de la Biblia (TEB) (2000). Alianza Bíblica Universal – Le Cerf: Toronto-Montréal. 

8-VAAMONDE Jean Diego (2013). El sexismo en el lugar de trabajo a la luz de los valores personales y de las percepciones de justicia organizacional. Tesis de posgrado, Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Psicología. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.903/te.903.pdf

[1]Esta expresión se refiere a un genio, un comportamiento, un carácter, una conducta o un comportamiento de forma individual, alusivo a un rasgo y además puede ser una complexión, naturaleza o la apariencia de tipo esencial de cada persona, puede ser bueno o malo y dependiendo de su acción o una colectividad. Cf : Definición de la indiosincracia.  

                                                                                           

[2]Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres. Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón. Cf: Real Academia. (2001). Diccionario de la lengua española, Espasa-Calpe: Madrid.

[3]Aversión a las mujeres. Cf: Real Academia. (2001). Diccionario de la lengua española, Espasa-Calpe: Madrid.

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