Infundibulum Scientific

PRESERVACIÓN DE LA IDENTIDAD LINGÜÍSTICA EN LOS CONFLICTOS PERIFÉRICOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX: EL PAÍS VASCO Y LA PROBLEMÁTICA DEL EUSKERA

Preservation of linguistic identity in the peripheral Spanish conflicts of the 20th centry: The Basque country and the problematic of euskera

Préservation de l’identité linguistique dans les conflits périphériques espagnols du XXè siècle: le Pays Basque et la problématique de l’euskera

Franck Wilson Gériel KOUYE
Enseignant-Chercheur
Université Félix Houphouët-Boigny, Cocody (Côte d’Ivoire)
Département d’Etudes Ibériques et Latino-Américaines
kouyefranck@gmail.com

Résumé

Mots-clés, Keywords, Palabras clave

Identidad lingüística- Conflictos- Estado central-Nacionalismo-Euskera.
Linguistic identity- Conflicts- Central State- Nationalism-Euskera.
Identité linguistique- Conflits- État central- Nationalisme- Euskera.

TEXTE INTÉGRAL

Introducción

               La preservación del euskera de toda forma de contagio siempre ha sido el argumento esencial de todos los nacionalistas vascos desde 1876[1] hasta hoy en España. Eso conducirá años más tarde a uno de los nacionalismos más violentos que conocerá España durante la época moderna. Tras la restauración del centralismo monárquico al final de la tercera guerra carlista, aparecen en el País vasco importantes movimientos a favor de los Fueros que son las ventajas fiscales otorgadas a los habitantes de las provincias vascas desde la Edad Media y eliminadas en 1876 por el Rey Felipe V a través de los Decretos de la Nueva Panta[2]. Esta supresión dará luz a movimientos inéditos de renacimiento cultural en el País vasco. Así, el 6 de enero de 1878 nace la Asociación de Euskera por iniciativa de Juan Iturralde y Suit. Esta asociación, cuyo principal objetivo es promover la lengua y la cultura vascas, adquirió muy rápidamente un papel político. La figura más destacada de este movimiento fue el lingüista Arturo Campión; considerado como el precursor del nacionalismo teorizado al mismo tiempo por los hermanos Arana. El euskera será considerado a este efecto por Arturo Campión como el elemento fundamental característico de la nación.

               En relación con todo, uno tiene derecho a preguntarse sobre la plaza que ocupa el euskera en el nacionalismo que lo opone a Madrid a lo largo de este siglo de contestación. Por otra parte: ¿Por qué a pesar de la claridad del Estatuto de Autonomía promulgado por el Rey Juan Carlos el 25 de octubre de 1979, los dos protagonistas no se entienden? En efecto, el artículo 6 de aquel Estatuto estipula que el euskera, lengua propia del pueblo vasco, tendrá, como el castellano, el carácter de lengua oficial en Euskadi y todos sus habitantes tienen el derecho a conocer y utilizar ambos idiomas.

        Entonces, para dar respuesta a esta preocupación central, el estudio procederá con un análisis actual de la situación en el País vasco al destacar el papel del euskera en el imaginario colectivo y la definición de la basquitud con métodos de análisis diferentes, pero complementares. Usaremos tanto el enfoque histórico como el lingüístico. Estos planteamientos nos permitirán ver la intensa relación que une la causa vasca y el euskera y lo postula un elemento central. Para alcanzar esta meta, el estudio se desarrollará en torno a tres grandes puntos. Primero, abordaremos los orígenes de la especificad de la lengua vasca. En segundo lugar, veremos los movimientos a favor de la sostenibilidad de la lengua vasca bajo el franquismo y terminar con la cuestión de su declive como una paradoja.1. Orígenes de la especificidad de la lengua vasca               En esta parte, analizaremos los diferentes orígenes de la lengua vasca y los estudios relativos, así como los papeles jugados por los dos precursores: Arturo Campión y Sabino Arana Goiri en la protección de esta lengua.     1.1 El euskera o la permanencia de una identidad              El País Vasco o Euskal Herria designa en primer lugar la zona geográfica en la que se habla la lengua vasca conocida como el euskera; una lengua no indoeuropea. Sin embargo, su origen sigue siendo desconocido a pesar de muchas hipótesis formuladas. Algunos especialistas señalan sus similitudes con lenguas caucásicas como el gregoriano cuando otros lo consideran de la misma familia que los ibéricos, aquitanos e incluso paleo-sardos. De la misma, unos insisten sobre su procedencia euroasiática, en particular de los Urales. (C. Videgain, 1998, p.12) .               La lengua vasca o euskera es, por lo tanto, la lengua tradicional de los pueblos indígenas de la región vasca de España. Llamada Aquitania en la antigüedad y lingua Navarrorum (lengua de los navarros) en la Edad Media, es la lengua más antigua de Europa Occidental que sigue viva. (T. E. Elizondo, 2016, p.8).               Según las clasificaciones establecidas por los especialistas como Juan Antonio Moguel, José Miguel Barandiarán o Stephen Oppenheimer, el euskera no forma parte del grupo de lenguas de estos pueblos invasores que conoció Europa durante su asentamiento. Por eso, los antropólogos y eminentes lingüistas reservan al euskera una plaza especial entre las lenguas de Europa. Hasta el momento, tras varios estudios en profundidad, nadie conoce ninguna lengua relacionada con él, al menos que esté cerca de su área lingüística. Y es sin duda la salvaguarda de esta singularidad que será objeto de la lucha como veremos más adelante.            1.2 Arturo Campión y el nacionalismo lingüístico                        Al ver la llegada de inmigrantes al País Vasco debida a la industrialización masiva y al darse cuenta del riesgo de extinción que corre el euskera, Arturo Campión se hará el responsable de la historia y la lingüística de esta lengua a través de su obra Pamplona parecida en 1882. Así, alternando el papel del hombre político, lingüista y escritor, en su obra polifacética, abraza la fonética, la gramática y la dialectología del euskera. Escribió cuentos, leyendas y novelas históricas, contribuyendo a la investigación. Con su obra “Gramática de los cuatro dialectos literarios de la lengua euskara” (1884) será uno de los fundadores de Euskaltzaindia, junto a Urkijo, Azkue y Luis de Eleizalde. También colaboró ​​en la creación de la Asociación de Euskara de Navarra (1877).                En 1895, frente a la prohibición absoluta del euskera en las escuelas, Arturo Campión escribió al ministro de Fomento del gobierno de Cánovas de Castillo bajo el reinado del rey Alfonso XII exigiendo a los profesores que conocieran la lengua vasca para cubrir los puestos vacantes en la educación primaria. Aquel deseo recibió una rotunda negativa por parte de la administración central a través de una circular de 1901 que advertía a los profesores de la zona vascoparlante navarra la prohibición del uso de la lengua nativa. No hay motivo para impartir ninguna asignatura en otro idioma que no sea el castellano ya que ese es el idioma que se utiliza en interés del país. De todos modos, para Campión, la patria es primero el idioma. Consideró la apreciación nacional del euskera como una reacción a circunstancias socioculturales y políticas bien definidas en sintonía con los diversos tipos de nacionalismo y patriotismo existentes en ese momento en España y Europa. De acuerdo con autores sobre la plaza que otorgaban a la lengua vasca en aquella época, un vasco de entonces, de la Generación Literaria Española de 1898, Miguel de Unamuno pudo acertar que la sangre de su espíritu es su lengua y su tierra natal es donde soberano resuena su palabra.       Para mejor explicar la posición que ocupaba el euskera en este nacionalismo, conviene recordar que, si bien la pérdida de los Fueros que se produjo tras la última guerra carlista, aunque agravó el problema de la identidad vasca, el euskera logró sobrevivir a la desaparición de las instituciones vascas demostrando así que la lengua era algo mucho más consistente y persistente, y que no se podía borrar, a pesar de la crisis sociolingüística vivida. Por eso Campión podría escribir: El vasco es el testigo vivo que da prueba de nuestra independencia nacional que nunca ha sido esclavizada. Es la raíz que perfila nuestros rasgos y nos distingue de los demás, es lo que se interpone en el camino de nuestra completa asimilación, una asimilación tan buscada a la que quieren forzarnos por medios indirectos (A.  Campión, 1884, p. 24).                Para Campión, el euskera es la fuente de vida y la razón de ser de un vasco normal por constituir el elemento diferenciador de todo vasco en comparación con los demás españoles.   1.3 Sabino Arana y el nacionalismo racialista                En su lucha contra el Gobierno español, Sabino Arana siempre ha sido un hombre que titubea. Es decir que toma una decisión y después hace lo contrario. Por ejemplo, en primer lugar, su nacionalismo fue teorizado a finales del siglo XIX como racialista y reaccionario porque era, ante todo, una respuesta a los múltiples cambios provocados en el País Vasco por la industrialización y la pérdida de los Fueros. (T. Todorov, 1989, p.212).               Al principio, la defensa de la lengua vasca ocupaba un lugar destacado en su visión a pesar de que terminaría orientando esta lucha contra la misma lengua. Como tal, escribió numerosos trabajos sobre la lingüística y defendió el retorno a una lengua vasca más pura que no será mezclada por el castellano. Para lograr sus objetivos, inventó una serie de términos para eliminar palabras de origen español del vocabulario vasco. A pesar de todos estos esfuerzos a favor de la preservación de la lengua vasca, según Arana, uno no debe confiar demasiado en el euskera para definir demasiado la identidad vasca porque la lengua es solo un simple instrumento que permite mantener al pueblo vasco a resguardo de la falta de catolicismo de los españoles. El nacionalismo de Sabino Arana tiene un propósito religioso. Según él, la presencia y la dominación españolas significan una cierta dominación espiritual: “Bizkaia, dependiente de España no puede dirigirse a Dios, no puede ser católica en la práctica.” (J. M. Lorenzo Espinoza, 1995, p. 93).                Este primer nacionalismo vasco es precisamente un nacionalismo racialista y la posesión de los nombres vascos que desarrollaremos en las líneas siguientes es la garantía de la pureza de la raza. La lengua, la territorialidad y los fueros son los tres elementos definitorios del nacionalismo de Arana que, paradójicamente, aún carece profundamente de las representaciones de la identidad que los vascos tienen de quiénes son y qué es este nacionalismo. Aquí se ve claramente que los vascos para quienes Arana sigue luchando no se reconocen en esta orientación que descuida su lengua en beneficio de la raza porque: “El euskera es el elemento de nuestra nacionalidad, timbre de nuestra no interrumpida independencia de las edades pasadas y sello de nuestra raza” (B. Tejerina, 1998, p.273).

Como tal, en el País Vasco es difícil liderar una lucha nacionalista en nombre del pueblo vasco oponiéndose a su lengua. Aquel procedimiento siempre conducirá Arana a reconsiderar su posición frente a la problemática euskera. Llegará a comprender por fin, que, el euskera es un elemento diferenciador que no deben aprender los invasores españoles. Por eso dice:

La diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contagio de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas. Si nuestros invasores aprendieran el euskera, tendríamos que abandonar éste […] y dedicarnos a hablar el ruso, le noruego o cualquier idioma desconocido para ellos (S. A. Goiri, 1965, p.404).

Con cada cambio de rumbo por parte de Arana, siempre entenderemos que, en realidad, él rechaza este idioma porque le molesta ver a los invasores españoles hablarlo. Por esta razón, según él: “si enseñar este idioma a un español constituye una falta gravísima, tantos están obligados los bizkainos a hablar en lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o Españoles” (J. Corcuera, 1979, p.433). Asimismo, el hecho de no saber hablar el vasco se considera como una mala cosa por parte de un vasco. Este factor se sigue percibiendo hoy como una culpa grave en la expresión peyorativa belarri motza[3].

         Aunque el euskera no se considera la lengua de la civilización nacional dado que este mérito pertenece exclusivamente al castellano y que para trabajar y cambiar de clase social era necesario saber hablarlo; Sabino, consciente de lo que considerará como una gran injusticia señalará a partir de 1900 la necesidad de devolver una utilidad al euskera para frenar su paulatina desaparición. Para ello, hablará a favor de la inclusión del euskera como lengua principal en el proceso de industrialización. Es decir que el euskera debe ser ahora la principal lengua que deben hablar los obreros en las diferentes minas del País vasco. Así, el primer nacionalismo, que sin embargo se había convertido en defensor y conservador de una sociedad agraria, está cambiando en beneficio de una aceptación del proceso de industrialización que no debe dejar al euskera a riesgo de desaparecer por completo. Como podemos ver, aunque el cambio de actitud de Sabino Arana se asemeja mucho a un gesto en el que sacrifica el euskera, está claro que nadie puede desprenderse del euskera y pretender obtener un resultado favorable porque cada vez que Arana intentó tomar este camino fue siempre llamado al orden por el pueblo vasco. 2. Movimientos a favor de la sostenibilidad de la lengua vasca bajo el franquismo               La Guerra Civil y el advenimiento del franquismo marcaron el fin de cualquier movimiento cultural a favor de la defensa del vasco. El euskera queda entonces condenado a desaparecer del dominio público y marginado en el dominio privado, convirtiéndose así el círculo familiar en la única garantía de continuidad y supervivencia del euskera (E. Lluch, 1998, p.45).               Se inició así un acelerado declive del euskera desde 1936-1937, que se aceleró en los años siguientes con la llegada de numerosos inmigrantes desplazados al País Vasco para la industrialización[4]. No fue hasta la década de 1950 cuando reaparecieron una serie de movimientos sociales a favor del euskera. El interés por el euskera se explica por la conciencia de su decadencia, pero también y sobre todo por el desarrollo de un nacionalismo de izquierda que rompe por completo con la ideología de los primeros nacionalistas. Según éstos, a diferencia de los precedentes, la lengua es el único garante de la nación. Además, el euskera se convierte en un acto de protesta antifranquista y por tanto favorable a la democracia. Este movimiento seguirá creciendo hasta el período de transición que se abre con la muerte de Franco. El interés por esta lengua; verdadero fenómeno social, culminó con la aparición y desarrollo de escuelas de enseñanza del euskera (ikastolas), el fenómeno de la alfabetización de adultos (gau-eskolas) y la multiplicación de revistas en euskera. 

2.1 Las escuelas vascas (ikastolas) y euskaltégis

El fenómeno del nacimiento y extensión de las ikastolas es sin duda el más representativo de este movimiento de defensa de la identidad vasca y del euskera. La primera ikastola de posguerra apareció en 1957. Su objetivo era posibilitar la educación de los niños en euskera y, dada la importancia de la educación para la creación de identidad, es un medio para evitar que el niño vasco pase por el modelo de la Escuela franquista.

El cambio de sociedad, según la opinión de la época, pasa por salvaguardar la identidad vasca del niño. El fenómeno de creación de estas ikastolas fue principalmente urbano[5], es decir, tiene lugar en las zonas menos vascoparlantes del País vasco. Además, los padres de los primeros alumnos de Ikastolas suelen ser personas que no conocen el euskera. Dado el carácter completamente clandestino de las primeras ikastolas, los genitores tuvieron que hacer frente a todas las necesidades. Esto explica por qué las escuelas suelen ser cooperativas hasta hoy.

                   Entre 1960 y 1975 se crearon más de 160 ikastolas; en el año escolar 1974-1975 más de 31.000 estudiaban en ellas. En 1980, unos 70.000 niños lo hacían en una de las 300 ikastolas del País Vasco. (G. Arrien, 1977, p.255). Inicialmente, la educación en Ikastola solo estaba destinada a niños menores de 8 años, pero a finales de la década de 1970 se establecieron universidades.               Cabe señalar, además, que el aspecto religioso de la docencia fue muy importante hasta la década de los 80, y no hay que olvidar el papel fundamental que jugó la Iglesia católica vasca en el desarrollo de estas ikastolas al dotar de locales y protección en la medida de lo posible durante su período clandestino. Después de mucha discusión, se ofreció en 1993 a todas las ikastolas que ingresaran en la red pública. Lo que puso fin a la participación directa de los padres en el sustento de la escuela de sus hijos. También permitió que el gobierno vasco minimizara la influencia y el poder de las ikastolas, que unidas, eran un actor social poderoso y potencialmente problemático.          En cuanto a los euskaltégis, tienen su origen en las gau-eskolas, que significa escuelas nocturnas, donde se ofrecían clases nocturnas de alfabetización para adultos vascoparlantes.               Las primeras gau-eskolas datan de 1965 y fueron creadas por iniciativa de la Real Academia de la Lengua Vasca (euskaltzaindia), con el objetivo de promover una lengua escrita unificada (euskera batua[6]). Muy rápidamente, el papel de los gau-eskolas cambió y se convirtieron principalmente en un órgano de aprendizaje de idiomas para adultos. Las gau-eskolas o eskaltégis adquieren, por tanto, un importante significado político al difundir la lengua y la cultura vascas. Entre 1976 y 1980, la mayoría de estos vascos se reunieron en AEK (Alfabetatze euskalduntze koordinakundea). 2.2. Revistas en euskera        La publicación de periódicos y revistas (Zeruko Argia, Anaitasuna, Goiz Argi, Herria…) y también el número de libros publicados en euskera aumentó desde los años 60. Así, de 25 libros publicados en 1960, pasamos a 154 en 1975. (B. Tejerina, 1998, p.287). En el mismo tiempo, se multiplicaron las emisoras de radio en euskera. Generalmente no se trata de radios cuya programación sea íntegramente en euskera, sino de radios que dedican más o menos tiempo al euskera: Gure Irratia, Loiola, Arrate. El más destacable de todo eso es cuando el 27 de marzo de 1976, la emisora ​​de radio Herri Irratia de San Sebastián organizó un evento excepcional para la época: 24 horas de programación en euskera denominado 24 ordu euskaraz.           Por otro lado, y en paralelo a estos tres fenómenos, el grupo de investigación en sociología SIADECO comenzó en la década de 1970 a difundir numerosos estudios sobre la situación sociolingüística en el País vasco. El resultado es una conciencia por parte de algunos vascoparlantes del carácter diglósico de esta situación sociolingüística. Los estudios de este grupo se centran principalmente en el conocimiento y usos del euskera; promoviendo así una conciencia de dominación entre la población a través de la reflexión del vascoparlante sobre sus propias prácticas lingüísticas. Fue sólo un proceso lento que apenas se inició en los años 1970-1980[7], pero que inicia la investigación sociolingüística en el País vasco. 2.3. El euskera: un instrumento de lucha política

         Debido a los cambios sociales repentinos como la industrialización masiva, algunos conflictos lingüísticos no dejaron de estallar en el contexto de esta lucha. Y, a su vez, estos fenómenos sociolingüísticos dieron lugar a nuevas ideas sobre el problema del euskera que los nacionalistas no dudarán en aprovechar para formular demandas políticas. A medida que los vascos tomaban conciencia de la dimensión política del papel social desempeñado por el euskera, formulaban demandas en esta dirección, y los que detenían el poder es decir el partido popular o los que aspiraban a ocuparlo ya no podían ignorar este nuevo hecho.

            Paulatinamente, los partidos políticos empezaron a tomar en cuenta el problema en sus diversos programas, de modo que el simple hecho de no hablar parecía a tomar posición contra la reivindicación. Aquí es innecesario recordar que la recuperación de la cuestión del euskera con fines políticos ocupó un lugar destacado en el programa de los partidos nacionalistas. Su principal preocupación era definir, en términos políticos, las relaciones que deberían existir entre la lengua y el sistema educativo.               Por supuesto, el mundo de la comunicación de aquel entonces no estaba tan desarrollado como lo es hoy y el debate en los medios de comunicación vascos no tuvo la misma repercusión. Por otro lado, las demandas emanadas de estructuras oficiales, como la administración o los servicios públicos, atrajeron toda la atención del mundo político.             Podemos añadir que la recuperación del euskera en esta batalla pondrá muchos palos en las ruedas del ejecutivo en estos momentos. En general, hasta finales del siglo XIX, ni el régimen de Cánovas en España, ni la Tercera República en Francia, tenían en cuenta la lengua de la comunidad vasca. Los poderes centrales continuaron con su política de « descalificación » y, en las instituciones que dependían de ellos, el euskera no encontró refugio. Por el contrario, fueron precisamente las instituciones públicas las que permanecieron más cerradas al euskera.             En los ministerios, las fuerzas armadas, las prefecturas o las delegaciones ministeriales del gobierno central, el euskera fue oficialmente ignorado en aquella época, siendo el único idioma; en uso el castellano o el francés. Además, en instituciones más o menos descentralizadas (hospitales, escuelas, ferrocarriles, etc.), el euskera sufre una marginación similar. Se hizo todo lo posible para que las leyes redactadas en el País vasco estuvieran siempre redactadas en castellano y el Estado central no estuvo interesado en ningún intento de estandarización oficial del euskera, ya se tratara de leyes o normativas que pudieran tener un impacto, una influencia directa en la existencial del euskera. Este vacío jurídico es sin duda el elemento que ha tenido a la larga las consecuencias más graves sobre la situación sociolingüística del euskera, pero, en cualquier caso, hay que reconocer que no afectará en modo alguno a la determinación de los nacionalistas por suscitar un arrebato de orgullo a lo largo de esta lucha.  

  1. El declive de la lengua vasca: el fondo de una paradoja

               En esta parte, veremos que a pesar de todos los esfuerzos hechos por los nacionalistas para la salvaguardia de su lengua que se podía clasificar en el patrimonio de la UNESCO, paradójicamente, el euskera seguirá extinguiéndose hasta ahora. Así veremos las principales razones de esta desaparición.   

3.1. La era contemporánea y el torbellino de las crisis modernas            En la época contemporánea, el entorno social de los vascoparlantes ha experimentado grandes cambios: económicos, demográficos, políticos, culturales y lingüísticos que se han producido simultáneamente.            Por tanto, la geografía del euskera, su área lingüística, así como sus hablantes y su población se han modificado de forma fundamental, provocando un giro espectacular en la situación sociolingüística. Sacudida por tales cambios, la sociedad vasca quiso detener la evidente extinción de su lengua con acciones valientes de toda índole: a veces al denunciar los numerosos ataques e injusticias que sufre el euskera, a veces fortaleciendo y alimentando la conciencia lingüística de la población por las instituciones responsables de la defensa del euskera, animando diversas actividades tanto entre las personas como en el mundo más cerrado de la cultura. Además de sensibilizar al pueblo vasco; autores como Pierre Broussain ampliarán la lucha a través de escritos incisivos. Esto lo llevará a decir lo siguiente:

          A la espera del bendito momento en que los vascos finalmente disfruten de la existencia nacional a la que tienen derecho por su lengua, su raza y sus tradiciones históricas, mientras esperan este futuro ideal, continúan trabajando. (…). Tendremos que movernos mucho, dar muchos pasos antes de despertar la buena voluntad dormida y despertar una oleada de patriotismo vasco. (…). Para que podamos obtener el apoyo de todos los vascos que aman su lengua nacional, trabajemos primero para difundir el amor por el euskera (P. Broussain, 2006, p.105).

 

3.2. De la industrialización a la inmigración: el rechazo del euskera por nacionalistas

       El auge de la industrialización afecta especialmente a Vizcaya y Guipúzcoa, con un crecimiento industrial y minero muy notable en el área metropolitana de Bilbao. La demanda de mano de obra en Vizcaya atrae a un flujo migratorio de las provincias vecinas y la dificultad para absorber los recién llegados se refleja, a su vez, en las tensiones sociales, así como en la primacía del castellano sobre el euskera. Es esta desaparición la que ahora amenaza al euskera que preocupa a S. A. Goiri cuando dice:

El euskera es, por tanto, un elemento esencial de la nación vasca; sin él, las instituciones nacionales son inconcebibles. La desaparición del euskera arruinaría irremediablemente a esta nación (…). Y si no utilizamos todas nuestras fuerzas a tiempo para salvar a nuestra patria de un fin tan terrible, su causa es inevitable. (…). Si el euskera desaparece, ya no podemos resucitarlo; sin embargo, mientras exista, podemos desarrollarlo y difundirlo (, 1886, p.127).

 

       Este dominio del castellano empujará a Sabino Arana a pensar en buscar nuevas bases para su lucha. Esto contribuirá en gran medida a la extinción del euskera en favor del castellano, que sin embargo siempre ha sido un eterno rival.

3.3. Sabino Arana y el ferviente racial en detrimento del euskera

               En la frenética búsqueda de rasgos diferenciadores en la que los primeros nacionalistas se dedicaron a demostrar la tangibilidad y la originalidad de la nación vasca, ahora no será ni el territorio, ni las costumbres, ni la lengua que jugarán el papel central sino la raza. En este sentido, el fundador del nacionalismo vasco no puede ser más explícito a este efecto ya que: “pueblo y nación son palabras que se refieren a la raza”. (S. A. Goiri, 1897, p. 1326).

 Para Arana, por tanto, si sucediera que:

La raza vasca desaparece de las montañas y que en estas y con el nombre de País Vasco se constituyó la confederación de estos seis Estados y que cada uno de ellos se regirá por la tradición de nuestra raza, con nuestra lengua e incluso con nuestras costumbres y personajes, este País Vasco no sería nuestra patria (S. A. Goiri, 1897, p. 1328).

 

         Aquí, pues, uno puede preguntarse sobre las razones de este espectacular cambio de rumbo de Arana, que anteriormente había hecho campaña a favor del euskera. Él para quien la única forma de significar su diferencia, es decir, de definir implícitamente el euskera, era el euskera. La justificación de este cambio de rumbo es, por supuesto, muy simple. Primero, como mencionamos anteriormente, Arana ahora está exasperado al ver que su lengua tan protegida es usada por los que llama invasores o maketos. La segunda razón es que cuando aparece el primer nacionalismo, apenas más de la mitad de la población de las provincias vascas vive en el País vasco. Si este sigue siendo el idioma habitual de casi toda la población de las provincias situadas en la vertiente norte del Pirineo (Vizcaya, Guipúzcoa, así como las tres provincias del País vasco francés), solo una minoría lo conoce en la vertiente sur (Álava y la mayor parte de Navarra).

               Erigir entonces la nación vasca sobre el euskera supondría ipso facto excluir a casi la mitad de la población y renunciar a los territorios históricos de Álava y Navarra, lo que se convierte en una solución inadmisible. Finalmente, una de las principales razones es que el propio Sabino Arana, antes de asentar las bases de su lucha, solo sabía hablar el español que era el idioma que se practicaba en su familia, lo que indujo que la mayoría de sus numerosas publicaciones se hicieran en español:

El domingo de Resurrección de 1882, cuando tenía 17 años, su hermano Luis, que ya era nacionalista, le convenció de que su patria no era España. A partir de entonces se consagró al estudio de la lengua vasca que desconocía, pues el castellano era el idioma de su familia. (J. L. de la Granja Sainz 1995, p.24).

  Aquí, fácilmente podemos entender que las bases del nacionalismo vasco ya se han distorsionado porque incluso quienes luchan para perpetuar su herencia lingüística ni siquiera saben cómo practicarla. Aquí comenzarán las numerosas dilaciones de Sabino Arana, quien, como buen carlista, es decir ferviente defensor de la tradición y del regreso a los Fueros, luchó para el reconocimiento de la originalidad de esta lengua. En efecto, este nacionalismo se estaba volviendo políticamente cada vez más desconcertante porque apenas un tercio del electorado vasco habla el euskera, lo que dificultaba esta lucha porque ¿el mensaje debería transmitirse en euskera o en castellano? Este ha sido el dilema de todos los defensores del euskera a lo largo de esta lucha.

        Viendo ya su inevitable fracaso, Arana cambiará sin éxito y repetidamente de tono optando por otro método que no es otro que dirigir esta lucha hacia fervientes racistas que considera como elemento esencial sobre el que se ha de construir la lucha. Hay que reconocer que este cambio de rumbo por el que Arana se retira dará un golpe de gracia al euskera. Ésta es una de las razones que explicarán la rápida extinción de esta lengua.

 

Conclusión

               A modo de conclusión, podemos decir que la lucha para la preservación del euskera por los nacionalistas por una parte y su rechazo por los gobernantes españoles por otra parte siempre ha ocupado una posición destacada en este conflicto que opone a ambos grupos, aunque, por su falta de coherencia, la concepción estrechamente racial de los primeros nacionalistas como Arana ha parecido conceder al vasco un papel subordinado. Y cabe mencionar que nunca los nacionalistas no fueron unánimes a propósito del rechazo al euskera porque, en el País vasco, el euskera siempre ha sido el principal factor definitorio de la comunidad y de su identidad.

          Podemos recordar también que la posición tanta del castellano como del euskera ha sido siempre objeto de discordia entre todos los dirigentes españoles y los numerosos gobiernos vascos. Esto nos lleva a decir que la recuperación lingüística de los vascos y la necesidad de la imposición del castellano con respecto a los textos son dos posiciones antagónicas sobre las que ninguno de ambos pretende flaquear en absoluto a pesar de la claridad del Estatuto de Autonomía promulgado por el Rey Juan Carlos en 1979 y que supone ser claro en su artículo 6: “El euskera, lengua propia del pueblo vasco, tendrá, como el castellano, el carácter de lengua oficial en Euskadi y todos sus habitantes han el derecho a conocer y utilizar ambos idiomas[8].” Esta falta de buena voluntad por parte de ambos, no tendrá más efecto si no es orientar este movimiento de protesta hacia una escalada sin precedentes.

       Por eso, bajo el franquismo todavía con las teorías de izquierda que inclinan la lucha hacia la violencia, el euskera asumirá el papel de lengua nacional y en el imaginario colectivo vasco, su aprendizaje, su uso y su defensa se convertirán en actos de rebelión contra el régimen franquista. Lamentablemente, tras el entusiasmo que siguió al inicio de la transición democrática y al reconocimiento oficial del euskera, los movimientos sociales a favor del euskera se debilitarán y el vínculo entre nacionalismo y lengua adquirirá para algunos un valor puramente simbólico pero que siempre hará del euskera uno de los pilares de las demandas nacionalistas. Hoy en día, el vínculo entre el nacionalismo vasco y el euskera, aunque socavado independientemente de su voluntad por ciertos nacionalistas como Sabino Arana, sigue siendo un ferviente de la unidad e identificación del euskera. BibliografíaARANZADI De Engracio (1931). La nación vasca. Imprenta Verde: Bilbao.BERISTIAN Tejerina (1998). Lengua e identidad nacional. Hizkuntza eta talde nortasuna: Bilbao.BROUSSAIN Pierre (2006).el viaje de la identidad y el nacionalismo vasco en Iparralde (1789-2005)”, Servicio Central de Producciones del Gobierno vasco, Volumen I, Donostia-San Sebastián.CORCUERA Javier (1979). Orígenes, ideología y organización del nacionalismo vasco (1876-1904), Madrid, Siglo XXI.De Ibero (1957). A mi vasco. Ed. Ekin: Buenos Aires.DE LA GRANJA SAINZ José Luis (1995). El nacionalismo vasco: Un Siglo de Historia (1876- 1975). Editorial Ternos: Madrid.ELIZONDO Teresa Echenique, (2016), “Lengua española y lengua vasca: una trayectoria histórica sin fronteras”. Revista de Filología. Universidad de Valencia: Valencia. E. Lluch (1998). “Genocidio lingüístico”, in el BOE, El Correo.FORNE José (1994). Los nacionalismos identitarios en Europa. L’Harmattan: Paris.G. Arrien (1977). “Bizkaiko ikastolas, 1957-1972 Beren hasiera eta antolaketa”, Saint-Sébastien, Eusko ikaskuntza. GOIRI Sabino Arana (1893). “Los invasores”. Bizkaitarra n°4, Obras completas.____________, (1894). “Errores Catalanistas”. Bizkaitarra n°16, Obras completas.____________, (1897). “efectos de la invasión”. Baseritarra n°11, Obras Completas, nota 1.___________, (1965). “Errores catalanistas”. Obras completas. Sabindar Batza: Buenos Aires.LORENZO ESPINOZA José María (1995). Historia de Euskal Herria. Tafalla, Txalaparta.TZVETAN Todorov (1989). Nous et les autres. La réflexion française sur la diversité humaine. Seuil: Paris.VIDEGAIN Charles (1998). « La langue basque ou euskara : incertitudes et faits avérés ». Clio.https://fr.m.wikipedia.org/wiki/Basque. Consultado el 27/05/2021 a las 12h32.https://www.euskara.euskadi.eus. Consultado el 12/06/2021 a las 09h05.

[1] Durante el siglo XIX, y especialmente a partir de la implantación del liberalismo en España, los fueros de las Provincias Vascongadas y Navarra han sido objeto de continuas suspensiones y limitaciones de competencias, hasta ser finalmente suprimidos en 1876, tras la tercera guerra carlista.   

[2] Los Decretos de Nueva Planta son un conjunto de decretos promulgados entre 1707 y 1716, por el rey Felipe V de Borbón, vencedor de la guerra de sucesión española (1701-1715), por los cuales quedaron abolidas las leyes e instituciones propias del Reino de Valencia y del Reino de Aragón el 29 de junio de 1707.  

[3] Este término designa literalmente una persona que tiene una oreja corta.

[4] Entre 1960 y 1975 la población de Álava aumentó de 70,39%, aquella de Vizcaya de 53,38%, la de Guipúzcoa de 43,33% y la de la Navarra de 20,11%. La población total del País vasco pasa así, de 1 440 000 habitantes en 1960 a 2 556 000 habitantes en 1975. J.-M. Lorenzo Espinoza, obra citada, p.256.

[5] En las zonas vascoparlantes del País vasco, los padres prefirieron no enviar a sus hijos en las ikastolas porque, según ellos, el niño no aprendería suficiente español.

[6] El euskera batua parece formalizado en 1968.

[7] En 1977, por ejemplo, parecieron los 11 volúmenes de estudio sociolingüístico del euskera, San Sebastián, SIADECO.

[8] Artículo 6 del Estatuto de Autonomía del País vasco promulgado por el Rey Juan Carlos I el 18/12/1979.

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